El rencor

Reflexiones desde Cabárceno

Un ejemplar de hipopótamo del Parque de Cabárceno, en Cantabria

Un ejemplar de hipopótamo del Parque de Cabárceno, en Cantabria

Carles Francino

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Sumergirse en la naturaleza cuando llevas tiempo sin hacerlo resulta un ejercicio tan sanador que debería venderse en farmacias. Como las mascarillas. Porque estas evitan la propagación del covid, pero lo otro ahuyenta virus -aunque sea por unas horas- que contaminan nuestro medio ambiente social y político a niveles insoportables. El otro día tuve la inmensa fortuna de abrir 'La Ventana' en Cabárceno, en Cantabria, el parque de naturaleza más grande de Europa donde animales de más de cien especies -algunas en peligro de extinción- disfrutan de una plácida existencia en semilibertad que permite su reproducción e investigación científica.

Verse rodeados -dentro del coche, claro- por decenas de osos, colocarse a medio metro de un bisonte, avistar guepardos o inspeccionar el lugar donde duermen los elefantes africanos, te reconcilia con muchas cosas. “Aquí han nacido más elefantes que en Botswana -soltó en mitad del programa Miguel Angel Revilla-… porque allí se cargaron al macho”. La alusión a la famosa cacería del emérito provocó, como es obvio, la carcajada general. El presidente cántabro, que presume -y con razón- de su buen olfato político, venía de reunirse con Pedro Sánchez. “Está como una moto -me dijo-, creo que hay Sánchez para años”. Y es curioso: Cabárceno fue una idea visionaria de su antecesor Juan Hormaechea, un político condenado a seis años de cárcel -murió la semana pasada- por denuncias del propio Revilla, aunque después fue él mismo quien solicitó su indulto. “Puedo tener muchos defectos -admitió- pero en mí no cabe el rencor”. Pensé para mis adentros que al paso que vamos, tal vez algún día los políticos, militares, periodistas… -ahí cabe de todo- que no utilicen el rencor, acabarán confinados también en un lugar como Cabárceno. Para que no se extingan. De momento mandan los versos de Nacho Vegas, que también sonaron ahí: 

“Siempre hay dos bandos, / dime si estás en el que estoy yo. / Y ahora tienes que elegir. / No digas eso de que entre el negro y el blanco / hay más de un gris./ Siempre hay dos bandos, / uno el vencido y otro el vencedor”.

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