Valentía

La Juventus se impuso al Dinamo por tres goles, pero el verdadero tanto lo marcó Stéphanie Frappart, la primera mujer que arbitra un partido en la Champions League masculina. Duelo a duelo, competición a competición, la presencia de las mujeres en el arbitraje se va normalizando. No es un logro baladí. En un partido jugado por hombres, su figura se convierte en un símbolo del liderazgo femenino. Un mensaje claro a la sociedad, también para los niños y las niñas. Un quiebro al machismo. 

Ellas cada vez son más en el mundo del fútbol y, sorteando todo tipo de discriminaciones, van haciéndose un lugar y rompiendo estereotipos. Su avance trasciende lo personal para convertirse en un logro colectivo. Pero aún faltan muchos partidos, muchísimos, para que además se les conceda el derecho a opinar y obrar según su conciencia. “Te voy a mandar a tres negros a que te violen”. Un alud de amenazas ha recibido la jugadora que se sentó en el suelo de espaldas durante el minuto de silencio por la muerte de Maradona. Hay que ser muy valiente para entrar en el templo y revelar que ese dios -ese que perdió la humanidad en algún regate- no es el suyo.