La OTAN ante los retos del 2030

El secretario general de la OTAN , Jens Stoltenberg, ofrece una rueda de prensa.

El secretario general de la OTAN , Jens Stoltenberg, ofrece una rueda de prensa. / EFE / OLIVIER HOSLET

Eliseo Oliveras

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La OTAN necesita "con urgencia" un enfoque más global y reforzar su cohesión política y su respeto de la democracia para poder afrontar con éxito los retos de la nueva década, el cuestionamiento del statu quo por parte de Rusia y el creciente poder de China, señala el informe OTAN 2030: Unidos para una Nueva Era. El informe con 138 recomendaciones ha sido elaborado por el exministro alemán Thomas de Maizière, el exministro francés, Hubert Védrine y el diplomático norteamericano Aaron Wess Mitchell, entre otros expertos. Los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN debatieron el informe por primera vez en su reunión telemática del 1 y 2 de diciembre.

El informe forma parte del proceso de reflexión para reforzar la OTAN y su dimensión política, encargado en la cumbre de Londres en diciembre del 2019 en plena crisis interna por la brecha abierta entre EEUU y Europa por el presidente Donald Trump, por el comportamiento conflictivo de Turquía y por la provocadora advertencia del presidente francés, Emmanuel Macron, de que la Alianza se hallaba en “muerte cerebral”. El desarrollo de un nuevo concepto estratégico de la OTAN y la adopción de un enfoque más global debería adoptarse en una cumbre durante el 2021, una vez Joe Biden, haya asumido la presidencia de EEUU.

La nueva década se caracterizará por una acentuada competencia mundial entre las grandes potencias, en el que Rusia y China, rivales sistémicos de la Alianza Atlántica, están expandiendo su poder e influencia, detalla el informe. En este entorno incierto, la OTAN también deberá afrontar la persistencia de la amenaza terrorista, la inestabilidad de su periferia sur y de Oriente Medio, los riesgos de las tecnologías disruptivas, el impacto sociopolítico y migratorio del empeoramiento climático y las secuelas socioeconómicas de la pandemia del coronavirus.

China, que no aparecía mencionada en el Concepto Estratégico de la OTAN del 2010, supone el desafío global más importante a largo plazo, indica el informe, con la dificultad añadida de que "China es un motor del crecimiento, del comercio y de la inversión mundiales y un inversor significativo en numerosos miembros de la OTAN". China no plantea una amenaza militar inmediata para la zona Euroatlántica, como Rusia, según los expertos. Pero su poder económico, su influencia política en los aliados europeos, la modernización tecnológica de su capacidad militar y su plan para ser líder mundial en inteligencia artificial en el 2030 y la primera superpotencia tecnológica en el 2049 suponen el mayor reto para la OTAN.

Temor a China

EEUU y Europa temen verse superados económica y tecnológicamente por China y debilitados por las alianzas de cooperación económica que Pekín está tejiendo a nivel mundial. El director de Inteligencia Nacional de EEUU, John Ratcliffe, acaba de expresar este temor en una tribuna en The Wall Street Journal: "China es la mayor amenaza mundial para la democracia y las libertades desde el fin de la Segunda Guerra Mundial".

Frente a Rusia, que se considera una potencia “en declive económico”, los expertos recomienda que la OTAN mantenga un doble enfoque: una política de contención y al mismo tiempo una política de diálogo, en especial en materia de coexistencia pacífica y de control de armamentos.

Respecto a China, el informe recomienda también un enfoque dual de contención y diálogo: "La OTAN debe dedicar mucho más tiempo, recursos políticos y acción a los desafíos de seguridad planteados por China" y monitorizar la cooperación China-Rusia. Los expertos recomiendan que la OTAN debe anticipar y reaccionar a las actividades chinas que puedan socavar la seguridad de los aliados, incluidos los desarrollos tecnológicos chinos, y reforzar la cooperación con países de la zona Índico-Pacífico para contener a China.

El informe recomienda a la OTAN una estrategia proactiva y preventiva para moldear el entorno internacional, en lugar de gestionar las crisis a posteriori. El compromiso de defensa mutua colectiva (artículo 5 del tratado) es la piedra angular de la OTAN. Pero en el nuevo entorno es indispensable más cohesión política interna, con el respeto de la democracia por parte de cada miembro como pieza fundamental ante el desafío ideológico planteado por los regímenes autoritarios de China y Rusia, que aprovechan la erosión de la democracia en los aliados para debilitar a la OTAN, señalan los expertos. Cualquier retroceso democrático "tendrá un efecto corrosivo sobre la unidad, la defensa colectiva y la seguridad", subraya el informe.

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