Al almacén
El museo del 'procés'
Se han cumplido dos meses de la inhabilitación de Quim Torra por negarse a descolgar en 2019 una pancarta a favor de los políticos presos y los fugados del 'procés' del balcón del Palau en plena campaña electoral. El 'expresident' fue reiteradamente advertido de que debía retirarla, intentó chulear a la JEC y, al final, la quitó a destiempo. Fue un gesto peripatético que puso muy alto el listón del ridículo. Ahora Torra no ha querido ser menos que Artur Mas y esta semana ha depositado la famosa pancarta en el Museu d’Història de Catalunya (MHC) para que las generaciones venideras no olviden la terrible represión que sufre quien como 'expresident' cobra 122.000 euros anuales entre otras prebendas.
Su predecesor en el cargo inauguró la costumbre de enviar a dicho museo objetos con el propósito de que se conviertan en fetiches históricos del proceso independentista. Mas fue raudo a depositar la estilográfica de tinta azul, con ribetes plateados y el escudo de la Generalitat, que utilizó únicamente para firmar la convocatoria de la consulta soberanista del 2014. Como incumplió las resoluciones del Tribunal Constitucional, su gesta autodeterminista también tuvo premio y fue condenado al cabo de unos años por un delito de desobediencia e inhabilitado, aunque cuando la pena se hizo efectiva la CUP ya lo había enviado a la “papelera de la historia”.
Esperando al coche de Puigdemont
Como no hay dos sin tres, hay que suponer que Carles Puigdemont también tendrá pensado depositar en el MHC el coche con el que se fugó a Bélgica, particularmente para mostrar a los futuros escolares la parte del vehículo donde se ocultó en su heroica huida. En fin, el asunto da para hacer mucha broma, pero lo cierto es que gran parte del independentismo se toma este tipo de cosas muy en serio. El propio museo, que rezuma nacionalismo por los cuatro costados en su relato sobre la historia de Catalunya, ha dicho que considera la pancarta de Torra como “un objeto histórico fundamental para la narración del país”. Si el 14 de febrero no se remedia, con cuatro bagatelas más, en la próxima legislatura inauguran el museo del 'procés'.
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