El tablero catalán

El paseíllo de Laura Borràs

La victoria de Borràs en las primarias consolida a JxCAT como un artefacto político alejado absolutamente de la antigua Convergència

Elecciones. Laura Borràs vota en los Salesians de Sarrià

Elecciones. Laura Borràs vota en los Salesians de Sarrià / periodico

Josep Martí Blanch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sin sorpresas. Laura Borràs se ha merendado a Damià Calvet en las primarias y será la candidata efectiva de JXCAT a presidir la Generalitat. No le ha alcanzado a su contrincante, conseller de Territori i Sostenibilidad, el apoyo de los presos -Josep Rull (su mentor político), Jordi Turull i Quim Forn. Tampoco le ha valido la neutralidad, cuando no indolencia, de Carles Puigdemont o de Jordi Sánchez, con poca capacidad de maniobra desde la prisión para decantar la balanza en uno u otro sentido.

El ciclón Borràs se ha impuesto prácticamente sin despeinarse. Su discurso, anoréxico desde el punto de vista político, entronca perfectamente con la sencillez argumental que exige mayoritariamente la militancia de JXCAT en torno al proyecto independentista. El discurso de Laura Borràs es coherente con lo que ha venido siendo el puigdemontismo y el torrismo -dejando a un lado los matices que pueda haber entre ambos- y todo lo que propone se reduce a la confrontación con el Estado y a seguir comprometidos con el espíritu y el mandato del 1-0 de 2017. Es decir, nada concreto o cosas ya fracasadas. El intento de Damià Calvet de reivindicarse como un buen gestor e introducir la excelencia de un futuro gobierno como un elemento relevante en un intento de que el militante de JXCAT lo escogiese a él estaba condenado a fracasar. Calvet es prosa y Borràs poesía. Y a la militancia le pirran las rimas, mejor consonantes, que exigen menos y son más fáciles de memorizar.

Hay varios elementos de análisis relevantes en la victoria de Laura Borràs. El primero es que se ha ganado ella misma ser la candidata a presidenta de la Generalitat. No le debe a nadie más que a los militantes ese privilegio. Es el primer paso para la consolidación de un liderazgo que no lo sea por delegación de Carles Puigdemont. De hecho, en todos los mentideros -incluso en la cocina de JXCAT- se aseguraba que él expresidente no quería que ella fuese la candidata. Ganar sin otro apadrinamiento que el de la propia militancia permite afirmar que Borràs supone el fin de la experiencia vivida con el torrismo, un mero poder delegado sin ninguna capacidad de actuar por su cuenta si no se pide permiso antes.

Más astuta que Torra

Otro elemento es que por mucho que se escriba que Borràs es la continuación del torrismo, esto no acaba de ser cierto. Borràs es más inteligente políticamente que el presidente recientemente inhabilitado, también es más ambiciosa y con un inmejorable concepto de ella misma. Esto son virtudes políticas, así que si se quiere escribir que Borrás es la continuación del Torrismo sin Quim Torra, hay que añadir que se trata de una versión políticamente mejorada.

Borràs puede pedir en un soneto la independencia para mañana porque ya se votó en 2017, un referéndum dentro de unos años en un serventesio y un periodo largo de confrontación sine die con el estado en una copla de pie quebrado. Depende. Borràs sabe chuparse el dedo y ponerlo a secar al aire para saber por dónde sopla el viento. Se parece a Torra, eso sí, en que su carrera política puede terminar también abruptamente según como actúe el Tribunal Supremo ante los supuestos casos de fraude, malversación y falsedad documental por los que está siendo investigada.

JxCat, lejos del PDeCAT

La victoria de Borràs supone también la consolidación de JXCAT como un artefacto político alejado absolutamente de la antigua Convergència, cuyo legado podrá defender totalmente en solitario el PDECAT. La teoría que defendieron los presos de JXCAT provenientes del PDECAT,  y que incluso Artur Mas compró en su día para intentar evitar el divorcio, se ha demostrado falsa. Creían que no había motivos para separarse porque podrían imponer su voluntad en los congresos y en las primarias y cuando llegara el momento controlar el nuevo artefacto político de Carles Puigdemont-Jordi Sánchez. La elección de Borràs demuestra que esta teoría no era cierta. Buena parte de la militancia de JXCAT viene del puro activismo y se asemeja a la del PDECAT lo mismo que un huevo a una castaña.

Las primarias en JXCAT no han acabado. Se abre ahora el periodo para elegir los ocho primeros puestos de la lista por Barcelona, los cuatro que encabezarán la de Gerona y los tres primeros de Tarragona y Lleida. Si la batalla entre Borràs y Calvet ha sido de guante blanco no va a ser así con lo que viene a continuación. Particularmente en Barcelona va a librarse una batalla campal entre candidatos de diferente perfil alineados -simplificando- entre lo que representa Laura Borràs -la confrontación vacía- y lo que representa Damià Calvet -intentar hacer de Convergente desde el lugar equivocado-. Compren palomitas. Esto ha sido un prólogo, y bastante aburrido por cierto. Lo bueno de verdad, viene ahora.

Suscríbete para seguir leyendo