EFECTOS DE LA PANDEMIA
La farsa del teletrabajo
Los exaltadores de esta práctica deberían recordar las palabras del máximo ejecutivo de Google, que dice que debería abreviarse todo lo posible
Matías Vallés
Periodista
Matías Vallés
Tom Wolfe zarandeaba en 'La década del yo' a los narcisistas que “elevan un status ordinario a la categoría de drama”. Anticipaba sin duda a los teletrabajadores, que plantean su sórdido cometido como si cada día escalaran el Everest por la vertiente equivocada. Ejercen una acusada fascinación sobre los periodistas, así que sigo con singular fruición la infinidad de declaraciones de los practicantes de este teledeporte de alto riesgo, y todavía tengo que encontrar al primer devoto del teletrabajo que confiese la obviedad de que trabaja menos que cuando se desplazaba a la oficina siniestra.
La coincidencia de que los teletrabajadores cada vez trabajen más, y de que se multiplique el número de candidatos al teletrabajo, debería despertar alguna suspicacia entre los periodistas avezados. Al contrario, cada nueva pieza mediática traduce la fascinación del entrevistador ante la tarea hercúlea que acomete el héroe urbano que ha aposentado un ordenador en el salón. Cuando el espectador identifica a los empleados domiciliarios, advierte que no se trata precisamente de los que pasaban más tiempo en la oficina, por lo que el regreso al hogar debe haberles despertado un súbito arrebato vocacional.
Los exaltadores de la farsa del teletrabajo suelen coincidir con quienes piensan que Biden es el remedio contra Trump. Por tanto, están acostumbrados a hurtar evidencias, como la inevitable desaparición en la distancia del concepto de empresa en común, o el cálculo de cuántos trabajadores reales exige cada teletrabajador, o la injusticia de que los incautos que persisten en la oficina deberán suplir las carencias de los ausentes tan a menudo ilocalizables. Sundar Pichai es el sumo ejecutivo de Google, una compañía que debería convertirle en portaestandarte del trabajo virtual. Sin embargo, el tecnólogo recuerda que esta variedad propiciada por la pandemia solo es posible porque antes hubo una interacción presencial de los equipos, y que el alejamiento disolvente debe abreviarse al máximo. Qué sabrá.
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