Dos miradas

¡Muy bien, Carulla!

Montserrat Carulla, en el 2016

Montserrat Carulla, en el 2016 / periodico

Josep Maria Fonalleras

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En 'El record és un pont al passat', su libro de memorias editado por Ara Llibres, unos recuerdos que, como ella misma decía, "se hacen visibles a pesar de ti mismo", Montserrat Carulla rememoraba su dura infancia, la de una niña "introvertida, insegura y vergonzosa" que vivió el destino de los perdedores de la guerra, el silencio, el rechazo, la sumisión. "Afortunadamente", añade, "el teatro me salvó de la paranoia".

Hoy conviene volver a leer ese texto delicioso para darnos cuenta de cómo sufrió y de cómo fue feliz, la Carulla, de cómo fue capaz de afrontar las adversidades con un coraje indecible. El teatro, al que volvió cuando ya era mayor, "fue como abrir una ventana". Representó, para ella, la posibilidad de vivir intensamente y libremente. Recuerdo la noche en que le dieron el premio de honor del cine catalán. Después de ver un resumen de su trayectoria, gritó: "¡Muy bien, Carulla!". No pudo reprimir la euforia íntima. Era una manera emotiva, sincera y directa de decir a la Carulla actriz lo que pensaba la Carulla mujer. Asumimos ese grito, una ovación de pie, de largos minutos, en recuerdo de la felicidad que nos ofreció, de la dignidad que proclamó.