Análisis

Plan de vacunas: luz al final del túnel

Convencer y no obligar es una estrategia adecuada que implica una información continua y veraz

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José Martínez Olmos

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La aprobación del plan de vacunación frente a la COVID-19 en el Consejo de Ministros es una muy buena noticia, aunque queden algunos aspectos por concretar en función de las características de las vacunas que finalmente cuenten con la autorización de las agencias de medicamentos.

En la vacuna tenemos puestas las mayores expectativas para vencer la epidemia causada por la covid-19 y todo apunta a que estamos cercanos a la aprobación de alguna o algunas vacunas por parte de las autoridades reguladoras internacionales y nacionales. Es por eso que resulta enormemente oportuno tener previsto el plan para la vacunación masiva de la población, con una adecuada priorización de los grupos de población con mayor riesgo y que son los que conviene proteger en primer lugar.

Es un asunto muy positivo tener a punto el máximo de previsiones posible y considerar la necesidad de aquilatar los aspectos técnicos para una distribución eficaz y segura, el refuerzo con recursos humanos y materiales en aquellos puntos de la red de atención primaria donde ello sea necesario o la elaboración de una estrategia de comunicación que permita hacer real la máxima adhesión a la aplicación de la vacuna entre la población general.

El plan de vacunación frente a la covid-19 es, como tiene que ser, un plan equitativo para todo el país, (como debería serlo en todo el ámbito de la Unión Europea y resto del mundo), y plantea de manera correcta comenzar por la protección prioritaria en determinados grupos (personas mayores, personas en situación de dependencia, profesionales sanitarios y del sistema de cuidados, etc.) y seguir avanzando con otros grupos en fases sucesivas para llegar a una amplia cobertura. Garantiza así equidad y gratuidad en el acceso evitando, por tanto, barreras que discriminen.

Pero no podemos obviar el hecho de que esta es una operación de enormes dimensiones ya que va a ser necesario superar algunos retos nada fáciles. Por una parte, la articulación de los recursos necesarios para garantizar una distribución segura de millones de dosis hasta cada uno de los puntos de vacunación en la red de atención primaria. En este asunto, aunque hay una amplia experiencia, cabe ajustar al máximo cada uno de los elementos necesarios para asegurar la red de frío y la continua distribución para que haya el número de dosis necesario en cada punto.

Pero es que habrá que organizar la vacunación en residencias de mayores y en domicilios de personas en situación de dependencia. Ello implica la necesidad de recursos específicos porque en su mayor parte, estas personas forman parte de los grupos prioritarios.

La coordinación entre comunidades con un sistema común de registro y la coordinación entre instituciones se convierte en un aspecto de gran importancia para conocer cualquier aspecto en la evaluación del desarrollo del plan y, a su vez, para evitar insuficiencias de cobertura o duplicidades.

Sin obligatoriedad

Acierta el Gobierno al no plantear la obligatoriedad de la vacunación pues tenemos en España una amplia experiencia en altísimas tasas de cobertura en los diferentes programas de vacunas a las que se ha llegado sin obligatoriedad alguna. Pero estamos en una pandemia y ello tiene implicaciones de todo tipo; entre otras, la globalización.  Es por eso que los esfuerzos deben dirigirse hacia la información veraz y transparente de todos los aspectos que caractericen a cada una de las vacunas y para disipar todas las dudas y reticencias que pueda haber en el conjunto de la sociedad. El desarrollo de estrategias y campañas para asegurar una información correcta es uno de los elementos que ayudarán el éxito del plan. Convencer y no obligar es una estrategia adecuada que implica una información continua y veraz. Y también, es una estrategia que se verá influida por el comportamiento de los profesionales sanitarios, que van a ser un espejo en el que la ciudadanía va a fijar su atención.

Queda ahora perfeccionar algunos detalles incorporando aspectos que permitan el mejor aterrizaje posible en la realidad territorial y epidemiológica de nuestro Estado autonómico. Por supuesto, aterrizar otros detalles que están condicionados por las características técnicas de la vacuna o las vacunas que finalmente se autoricen por los organismos reguladores. Pero es una buena noticia tener casi a punto todos los elementos necesarios para abrir con seguridad y eficacia la nueva y esperanzadora etapa que afrontamos ahora en la lucha frente a la pandemia. Acierta Europa y acierta España al asegurar el acceso a las dosis necesarias cerrando acuerdos con las compañías y las iniciativas más punteras. Parece que hay luz al final del túnel. Pero no olvidemos al resto del mundo.

*Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Exsecretario General de Sanidad 2005-2011

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