Opinión | Editorial
El Periódico
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El auge de la ficción televisiva en España
El consumo de series en las plataformas de 'streaming' ha sido una oportunidad que el sector ha aprovechado, pero no en Catalunya
El <strong>éxito de las series de ficción españolas </strong>se ha acrecentado en estos tiempos de pandemia, en los que las plataformas de 'streaming' se han apoderado del mercado del ocio, pero lo cierto es que la producción televisiva local ya lleva años en un proceso de consolidación notable. El punto de inflexión ha llegado en los últimos años, con la aparición del consumo bajo demanda, pero debemos retroceder al 2011 (con 'Crematorio', la primera producción original, de Canal+) para valorar la progresión geométrica de este fenómeno, con más de 120 producciones en los últimos tres años. Sin embargo, no se trata solo de una evolución cuantitativa, con lo que ello representa para la industria, sino que debe valorarse la ficción española como un ejemplo de calidad creativa que, sin menospreciarlo, va más allá del puro entretenimiento para pasar a analizar en profundidad y con solvencia aspectos de nuestra historia reciente.
Los casos de '<strong>Patria</strong>' (HBO), '<strong>Antidisturbios</strong>' y 'La unidad' (Movistar +) o '<strong>Veneno</strong>' (Atresmedia Premium) son paradigmáticos a la hora de calibrar la voluntad de ahondar en temas que han sido tabú durante mucho tiempo, desde el conflicto en Euskadi a la violencia islamista, pasando por la actuación de las fuerzas de seguridad o la problemática trans. En muchos casos, además, se da el caso del salto al mercado internacional -como ocurrió con 'La casa de papel' (Netflix)-, en unos momentos en que, cada vez más, la oferta no se reduce a la tradicional demanda doméstica. Uno de los secretos de este 'boom' es la ambición narrativa y la empresarial, con el atrevimiento de combinar temáticas de interés con una excelente factura televisiva, desde la tragedia o el drama a comedias.
La cara negativa de este fenómeno es el descenso alarmante de la producción realizada en Catalunya. El sector vive aquí un momento crítico e insostenible. Si hace unos años, el audiovisual catalán representaba un 40% de la producción estatal, hoy se reduce a un 18%, con escasas empresas, una nula presencia de plataformas y la <strong>práctica desaparición de TV-3 como motor económico y estructural de la ficción</strong>. Un ejemplo más de muchos de los trenes que hace ya demasiado tiempo que estamos dejando pasar.
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