DESDE SANTA COLOMA

Estamos vivos

Alguien ha escrito que ciudades como Santa Coloma forman parte del Cinturón del Óxido catalán; qué error calificarnos así

Imagen de archivo del parque de Can Zam, en Santa Coloma de Gramenet.

Imagen de archivo del parque de Can Zam, en Santa Coloma de Gramenet. / periodico

Antonio Molina

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El pueblo se despereza, ha llegado la mañana, decía la canción de Lole y Manuel. Un viejecito sube la cuesta de la calle de Nàpols empujando su andador con ruedecitas mientras su anciana compañera lo sigue unos pasos más atrás. Otra señora mayor cruza la calle un poco más adelante, apoyada en un bastón y acompañada por la chica que la cuida, que la sujeta del brazo. En esa misma esquina, tres hombres discuten en la acera de enfrente del bar sobre algo que parece importante y que no sé lo que es. Debe ser muy importante. Debe ser la vida misma.

Un domingo por la mañana en el parque de Can Zam, lleno de gente que aprovecha uno de nuestros pocos espacios abiertos para pasear, dejar a los niños y niñas a su aire, encontrarse con los conocidos, descansar después de recorrer la ruta del colesterol que nos une con Montcada i Reixach y que a su vez se llena de gente que va y viene y por el camino se entretiene. Alguien está aprendiendo a conducir en la parte yerma de Can Zam, donde se celebran los festivales de rock y que bien pudiera ser aprovechada por el pueblo si estuviera en otras condiciones. En la cola de la churrería de la Jacint Verdaguer la gente comenta que nos va a costar salir de esta. O quizá sea en la cola de la pastelería de la Sant Carles. O quizá en la cola de Correos.

Un niño juega al escondite en la plaza de la Sagrada Família, se llama Yasin y dice que tiene un hermano pequeñito que se llama Sobhi, creo, que significa amanecer. Por hablar le han pillado. En Santa Coloma tenemos una calle que se llama Flor i Cel, que no hace falta describir porque no hay nada más bonito que el nombre de esa calle. El reloj de la plaza del Rellotge ha vuelto a funcionar después de bastante tiempo, durante el que se convirtió en el reloj que no funcionaba de la plaza del Rellotge. Que un reloj funcione significa que está vivo. Alguien ha escrito que ciudades como Santa Coloma forman parte del Cinturón del Óxido catalán. Qué error calificarnos así. Con lo vivos que estamos.