TELETRABAJO
¡Chicas, a la oficina!
Hay que buscar la paridad en el teletrabajo y combinarlo con la presencialidad
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
Sílvia Cóppulo
España se sitúa en los lugares de cola de la UE por lo que respecta a teletrabajar. La Generalitat calcula que, en el confinamiento de primavera, solo un 8% de la población de Catalunya trabajaba en remoto, cuando podrían hacerlo un 51% de los trabajadores, atendiendo a la naturaleza administrativa o técnica de sus tareas. Así que les empuja a hacerlo. Teletrabajar comporta ventajas, pero también inconvenientes si el horario de la jornada laboral se difumina y alarga, si las videoreuniones no están bien planificadas, si no se implementa una nueva reorganización o no se mejora decididamente en la comunicación interpersonal. Pero eso no es todo y probablemente no sea lo más importante.
A cada ola de la pandemia, en cuanto las medidas restrictivas sanitarias se suavizan, pensamos en volver a la oficina con una mayor presencialidad, agotados como estamos de formar un núcleo de convivencia con la pantalla. Claro que muchas mujeres sienten la tentación de quedarse en casa, para poder trabajar y tener tiempo de llevar y recoger a los niños del colegio. El resultado es que ellas se quedan más y ellos salen disparados a la oficina. Así que, cuando hay que promocionar a alguien a un puesto de mayor decisión, muchas mujeres no son visibles; con lo cual, se prioriza para ocupar el nuevo cargo a quien sí que está, a los hombres. O bien, cuando el equipo se encuentra frente a la máquina del café y discute desenfadadamente, la voz de ellas tampoco se puede escuchar porque están en sus casas. El teletrabajo anula los encuentros informales, esos que son absolutamente claves para el acercamiento profesional.
Algo parecido ocurre con los trabajadores jóvenes, nativos digitales. Desde casa, ante la caja del ordenador, no pueden ver a colegas con más experiencia desempeñar su trabajo, no pueden preguntarles algo rápido, ni tomarlos como ejemplo, con lo cual pierden oportunidades de aprender, crecer y avanzar.
Hay que buscar la paridad en el teletrabajo y combinarlo con la presencialidad, o tanta modernidad nos retrotraerá a viejos estereotipos que ya íbamos superando.
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