DESDE EL RAVAL

Acceso a internet y vulnerabilidad

Hace años que niños y adolescentes necesitan conectarse a la red en casa, y con el confinamiento obligado se hizo más evidente

Alumnos de bachillerato estudian en casa durante el confinamiento.

Alumnos de bachillerato estudian en casa durante el confinamiento. / periodico

Enric Canet

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El día 13 de marzo descubrimos que no éramos tan fuertes. Un minúsculo fragmento de material genético podía transformar no solo la salud y hacer tambalear nuestras vidas, sino que había puesto en jaque a toda nuestra sociedad, que se fundamenta en las relaciones humanas.

Hasta entonces, las políticas públicas no habían tenido en cuenta que la digitalización era ya imprescindible para todos. Por el contrario, no había conexiones de internet accesibles, ni herramientas para los usuarios, ni facilidad para utilizar ciertas webs. Y el Raval, como muchos barrios de nuestras ciudades, lo sufrió de lleno. La dificultad de las conexiones virtuales se transformaba en una vulnerabilidad que se unía a las otras ya existentes.

Si pensamos en la educación, el problema venía de lejos. Hace años que niños y adolescentes necesitan tener internet en casa y dispositivos tecnológicos para seguir el curso escolar, pero no todos tienen acceso. Cuando nos cerramos en casa, se hizo más evidente. Y, ¿qué familia puede acompañarlos y ayudarlos sin tener competencias ni recursos digitales, a menudo con un nivel lingüístico muy limitado?

Para hacer trámites importantes en las webs de las administraciones las familias están necesitando la ayuda de las entidades sociales. Los agujeros se van cubriendo como se puede. Como se ha ido cubriendo la alimentación con apoyo voluntario o la vivienda amontonando familias. Si uno y otro nunca se han reconocido como derechos fundamentales imprescindibles para cualquier persona, ¿cómo pueden creer los que mandan o la gente que ya lo tiene cubierto, que la conexión virtual también lo es?

Ya no hay vuelta atrás. Hemos entrado de lleno en otra era. Todas las citas previas, todos los trámites urgentes o necesarios, todas las demandas de ayudas, se deben hacer virtualmente. Pero debemos garantizar que estas gestiones se puedan hacer bien: sin colapso, de forma comprensible y al alcance de todos. Porque ahora son un escollo, y sufrimos las consecuencias: becas de comedor denegadas por dificultades en los trámites, citas de extranjería bloqueadas... Una nueva desigualdad que tendríamos que parar a tiempo.