Opinión | EDITORIAL

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Las pymes y el covid

Los damnificados por las restricciones no pueden quedar ni sentirse desamparados; su sacrificio merece toda la ayuda posible

La calle de Santa Clara de Girona, con todos los comercios cerrados

La calle de Santa Clara de Girona, con todos los comercios cerrados / periodico

El hartazgo de las pequeñas y medianas empresas y de los autónomos con la gestión de la emergencia sanitaria del coronavirus se plasmó en un acto ayer organizado por la patronal Pimec en la que se advirtió a las administraciones con una avalancha de demandas y petición de indemnizaciones por los cierres decretados por motivos sanitarios si no se produce un giro en las medidas para evitar la quiebra de los negocios. El presidente de Pimec, Josep González; el secretario general, Antoni Cañete, y representantes de los sectores del turismo, la restauración, el comercio, la cultura, el ocio nocturno, el ocio y el deporte presentaron también un manifiesto en el que se exige que las medidas contra la pandemia sean consensuadas con los sectores afectados para reducir el  impacto económico.

Ciertamente, sobre las pymes y los autónomos recae una parte importante de la factura de los cierres y restricciones que se han sucedido con diferentes niveles de intensidad desde el pasado mes de marzo. Según datos de la patronal, la cuantía de las pérdidas podría suponer el 40% del PIB catalán y en torno al 30% de las empresas se verán abocadas al cierre, un escenario desolador con consecuencias directas no solo sobre los principales afectados, sino sobre el empleo.

A estas alturas de la pandemia se ha demostrado que la dicotomía economía-salud es falsa. Sin salud, la economía no funciona, y los atajos para intentar sortear la crisis sanitaria tan solo llevan a empeorar la situación en los hospitales y en los negocios. Por tanto, es en el beneficio de todos que las restricciones funcionen lo antes posible y se doblegue la curva de contagios y la presión asistencial.

Ahora bien, los damnificados por las restricciones no pueden quedar ni sentirse desamparados. Deben recibir las ayudas necesarias para mantener su actividad económica, que se haga buena la frase que tanto ha repetido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que nadie debe quedarse atrás.  Desde la administración se puede esgrimir que no es de recibo hablar de demanda ante la justicia. Tampoco lo es esperpentos como las ayudas a los autónomos de esta semana. Diálogo, acuerdo y generosidad son más urgentes que nunca.