EN CLAVE EUROPEA
Hungría refuerza su autoritarismo
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha aprovechado el confinamiento por el coronavirus para reforzar su régimen autoritario con una nueva reforma de la ley electoral que evite que el partido gobernante Fidesz pueda perder el poder. Su objetivo es impedir que la oposición pacte un candidato común en cada distrito para arrebatarle a Fidesz la mayoría absoluta en las elecciones legislativas del 2022.
La estrategia de la oposición de aunar esfuerzos arrebató a Fidez la alcaldía de Budapest y le aseguró la victoria en otras 10 de las 23 principales ciudades en los comicios locales de octubre del 2019. Orban respondió recortando los fondos estatales y los ingresos de las ciudades en manos de la oposición para asfixiarlas financieramente.
El éxito municipal mostró que era posible derrotar a Fidesz mediante una acción coordinada, pese al total control del partido de Orban sobre las instituciones estatales (incluida la justicia), los medios de comunicación, la distribución de contratos y fondos públicos y las organizaciones económicas, profesionales, culturales y académicas.
Reforma electoral
El sistema electoral al Parlamento es dual: el país está dividido en 106 distritos de un solo escaño donde sale elegido el candidato más votado y los otros 93 diputados proceden del reparto proporcional de los votos obtenidos a nivel nacional por las listas de partidos. La reforma obstaculizará que la oposición pueda consensuar en cada distrito un único candidato rival de Fidesz, ya que establece que para optar al reparto de diputados de la lista nacional hay que presentar candidato propio al menos en 50 distritos, frente a los 27 actuales. Esto restringe mucho el margen para presentar candidatos en común en los distritos y mantener listas nacionales separadas.
Una opción operativa sería que los seis principales partidos de la oposición se agruparan en dos listas nacionales, repartiéndose los distritos con 53 candidatos cada una, señala el think tank húngaro Political Capital. Una lista única resulta problemática dada su divergencia ideológica: desde verdes y socialdemócratas hasta el ultraderechista Jobbik (segunda fuerza más votada en el 2018). La opción de mantener tres o más listas nacionales separadas con candidatos en común en los distritos resulta imposible. Political Capital prevé que la reforma se complemente en su trámite parlamentario con otra remodelación de los distritos electorales para garantizar más la victoria de Fidesz. Orban ya remodeló a su medida los distritos en el pasado, lo que facilitó que Fidesz consiguiera 91 de los 106 escaños unipersonales en el 2018.
Mientras refuerza su régimen autoritario, Orban también amenaza a la Unión Europea (UE) con vetar la aprobación del fondo europeo de recuperación y del marco presupuestario 2021-2027 debido a que las ayudas se condicionan al respeto del Estado de Derecho. El Parlamento Europeo logró el 5 de noviembre que el Consejo de la UE aceptara un mecanismo que exigiera una mínima condicionalidad en el reparto de las ayudas para tratar de impedir que se sigan utilizando para afianzar en el poder a fuerzas antidemocráticas y a sus redes clientelares de empresarios y oligarcas locales.
Régimen autoritario húngaro
Los 1,8 billones de euros del fondo de recuperación y del marco presupuestario son indispensables en la UE para superar la crisis del coronavirus. La UE se encuentra ahora rehén del régimen autoritario húngaro ––y de su alumno aventajado, Polonia, que se ha sumado al veto–– debido a una década de pasividad de la Comisión Europea y al apoyo de que ha dispuesto Orban estos años del Partido Popular Europeo, en especial del PP español.
Desde el 2010, Orban ha desmantelado la democracia transformado Hungría en un régimen autoritario con elecciones, como señala el historiador Timothy Garton Ash. Durante estos años la Comisión Europea no ha adoptado ninguna medida efectiva ante el control directo o indirecto de la prensa por el Gobierno, ni la silenciación de los medios críticos, ni sobre las sucesivas reformas de la Constitución que eliminaban los controles y equilibrios democráticos. Ni siquiera impidió la expulsión del país de la Universidad Centroeuropea en diciembre del 2018. La pasividad de la Comisión Europea y de los líderes de la UE ha convertido a Orban en el modelo a seguir para los partidos ultraderechistas europeos. La apertura del expediente por violar los principios democráticos se produjo gracias a la iniciativa exclusiva del Parlamento Europeo en septiembre del 2018, pero está paralizado en el Consejo de la UE.
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