Las niñas son más listas que los niños

Kamala Harris es un soplo de aire fresco, pero no tanto por ser mujer sino sobre todo -y ahí está lo determinante- por lo que dice y expresa

La vicepresidenta electa de EEUU Kamala Harris, durante su discurso del 8 de noviembre del 2020

La vicepresidenta electa de EEUU Kamala Harris, durante su discurso del 8 de noviembre del 2020 / periodico

Sergi Sol

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La siempre lúcida Empar Moliner me dió una lección hace escasos días ante la ligereza de alguna de mis alegres afirmaciones. Llevado por lo políticamente al uso y por la pasión paternal, ciega como ninguna otra, solté en su presencia, en el 'Tot es mou' de Helena Garcia Melero: "mi hija dice que las niňas son más listas que los niños".

Mi hija Neus tiene 6 años y su hermano, Joan, 8. Moliner, que también tiene una hija, me miró y con su agudeza penetrante me dijo: "Eso no lo hubieras dicho al revés". Me dejó pasmado aunque en directo supe reaccionar. Luego, cuando se acabó el programa me acerqué y le dije: "Tienes razón, Empariues". Claro que cuando estoy con Neus me cuesta no sonreir cuando repite su autoafirmación. Ante ella me rindo.

Pero pues claro que tenía razón la entrañable Moliner. Ella es un espíritu libre, de un inusual talento, sagaz, luchadora y alguien que rehuye lo políticamente correcto. Ella va a lo suyo y se permite una franqueza sana, a menudo sin filtros. Tras esa máscara de desparpajo hay una sutil y punzante analista. Y retrató mis flaquezas. Touche!

Viene lo de Moliner a cuenta de la elección de Kamala Harris, primera vicepresidenta de los Estados Unidos. Un soplo de aire fresco. Pero no tanto por ser mujer sino sobre todo -y ahí está lo determinante- por lo que dice y expresa ante los vejestorios Biden y Trump. No recurro a ese término despectivo por sus ochenta años que me merecen todo el respeto si no por lo que ambos representan. Trump encarna el peor populismo que sacude las redes por doquier. Y Biden es el rostro del 'establishment', como lo era Hillary Clinton.

Lo grande de Harris tampoco son sus orígenes, ni el color de su piel. Lo grande es lo que dice, como habla y se expresa, con un verbo que suena fresco. Nada que ver con los otros dos, por mucho que el malote y ahora desquiciado Trump haga bueno a Biden. No sea que nos agarremos a aquello de escoger entre Guatemala y Guatepeor. Lo mejor de la victoria demócrata, no lo menos malo, es sin duda la irrupción de Kamala Harris.