LA RESPUESTA DE LAS FARMACÉUTICAS

La vacuna contra Trump

La coincidencia con el triunfo de Biden le permite inaugurar su mandato con una vacuna bajo el brazo

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Matías Vallés

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Las elecciones estadounidenses han animado el debate sobre “la persona más poderosa del mundo”. Existe, y se llama 'Big Pharma', que en el inglés comprimido supera la sonoridad de Grandes Farmacéuticas. La vacuna más avanzada contra el coronavirus, de creación alemana y gestión norteamericana, presentó sus resultados alentadores el primer día hábil tras el final del recuento a la Casa Blanca. El derrotado Trump indicó en un debate con Biden que acababa de hablar con el laboratorio Pfizer, y que el lanzamiento del fármaco “es una cosa muy política”, una crítica velada a que se ralentizaba la presentación en contra de su candidatura. La respuesta industrial ha consistido en una sonora bofetada bioquímica, la vacuna contra Trump.

En efecto, cuesta imaginar que los esperanzadores resultados no podrían haberse presentado una semana atrás en vísperas del martes electoral, con lo cual hubieran entregado a Trump en bandeja la continuidad en la Casa Blanca. La coincidencia con el triunfo de Biden le permite inaugurar su mandato con una vacuna bajo el brazo. Antes del coronavirus, sobrevivían ingenuos que desligaban la ciencia de la política. Esta ficción se ha desvanecido ante el desfile de epidemiólogos. En su incursión a la desesperada en campaña, Obama ya acusó a Trump de “estar celoso del coronavirus”, porque le arrebataba las portadas. Cabe imaginar los comentarios si esta profanidad se hubiera emitido en sentido contrario, pero confirma el poder absoluto de quienes estaban en disposición de graduar el lanzamiento de la vacuna. Con la colaboración de la agencia de medicamentos FDA, que alargó los calendarios en lo que Trump calificó de “otro asesinato político”. De este modo, el patriarca de los negacionistas daba sus últimas boqueadas suspirando por una inmunización artificial contra el virus que menosprecia. Al mismo tiempo, Biden y su número uno Kamala Harris se negaban a inyectarse un fármaco acelerado por su rival, el mismo que ahora reciben como una bendición. ¿Quién manda aquí?