Biden y Trump: estereotipo y prejuicio

No puede ser que un latino, un negro, una lesbiana...  ¡un trans! vote a Donald Trump. ¡Es que no lo comprendo!, me decías. Y entonces yo recordaba cuando fui a estudiar a Francia, cuando yo era aún delgada y no existían los teléfonos móviles, y cómo, cuando les decía a los franceses que era española, me decían: "Oue, oue, spagnole, flamenco, toros, paella, Lloret de Mar". Cómo me reducían a cinco palabras, cómo ignoraban que en España también había gallegos, conquenses, vascos, bacalao al pil pil, escalibada, sardana, muñeira, un ejército terrorista en activo e, incluso, mujeres rubias.

¿Cómo te explicaría que en los juzgados de distrito estadounidenses hay 199 jueces negros republicanos? ¿Que los raperos negros Kayne West, 50 cents o Lil Wayne son republicanos? ¿Que tu adorada Cardi B. a la que tú ves como una rapera negra, en realidad es hija de dominicana, que habla español y que aquí la conceptuarías como latina? ¿Cómo te lo voy a explicar si hasta hace dos días no entendías que en Estados Unidos ser republicano significa ser de derechas, justo al contrario que aquí?

Déjame hablarte de Abraham Enríquez, presidente de Bienvenido, una plataforma mexicana de apoyo a Trump en el Estado de Tejas. Católico, antiabortista, cree "en los valores tradicionales de la familia y el trabajo bien hecho". Cree además que "desde México solo llega droga y violencia", que por eso sus padres tuvieron que huir de allí. Y por eso él está a favor de cortar la inmigración.

Abraham Enríquez, de 
origen mexicano, 
lidera una 
plataforma de 
apoyo a Trump"

Déjame hablarte de Sarah Ditum (columnista de 'The Post', feminista y lesbiana) o Arwa Mahdawi (palestina y lesbiana) que han sido tremendamente críticas con Alexandria Ocasio Cortez. Y lo son desde que Alexandria no protestó cuando Emilia Decaudin (un hombre que se autoidentifica como mujer, pero que nunca se ha hormonado ni operado) entró en la lista reservada a mujeres concejalas del distrito de Queens en Nueva York. Lista que los demócratas habían creado precisamente porque las mujeres no conseguían acceder a esos puestos.

Déjame decirte que en una encuesta del Pew Research Center (uno de los 'think tanks' más importantes de EEUU), el 42% de las mujeres que se identificaron como feministas eran republicanas. Que la novia de mi mejor amiga en EEUU (que salió del armario en los años 80) lo es.  O que mujeres transexuales famosas como Caitlyn Jenner (la transexual más famosa del mundo) admiten haber votado a Trump.

Y también lo hace Blaire White, una youtuber transexual que tiene 700.000 seguidores. Blaire necesita un certificado médico que reconozca que sufre disforia de género para que el seguro médico cubra el coste de las hormonas que necesita para sobrevivir –que no son precisamente baratas en EEUU–  así como su reasignación. El hecho de que los demócratas nieguen, en general, la existencia de esa condición y Emilia Decaudin llamara en un tuit "truscum" a las transexuales operadas como Blaire (el palabro es tan insultante que mejor no te lo traduzco) le llevó al bando conservador.

Déjame decirte que entre el blanco y el negro existen infinitos matices de gris. Que el estereotipo es la madre del prejuicio, y el abuelo de la discriminación. Que juzgar a partir del estereotipo a veces es inevitable, e incluso bienintencionado. Pero que ya nos dijo Baudelaire que el infierno está pavimentado de buenas intenciones.

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