Análisis

Sánchez, supervivencia garantizada

El presidente se va saliendo con la suya y está próximo a conseguir la aprobación de los Presupuestos, que le aseguraría la continuidad de la legislatura

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias / periodico

Rosa Paz

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Una vez conseguido que ni Ciudadanos ni ERC ni el PNV presenten enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha garantizado la aprobación de las cuentas del Estado, tan necesarias para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales del covid-19 como para la supervivencia del propio Ejecutivo. El próximo jueves, cuando se voten las enmiendas presentadas por los otros grupos, PP y Vox a la cabeza, estas serán rechazadas por una amplísima mayoría, lo que representa un puntazo para un Gobierno cuya debilidad se manifiesta, precisamente, en que carece de la misma y tiene que picar piedra para conseguir la necesaria superioridad numérica. 

Esa es la única votación que se hace al conjunto del proyecto presupuestario, y a partir de ahí empieza una tramitación parlamentaria compleja, que, si todo va bien, puede alumbrar a finales de diciembre o principios de enero los primeros Presupuestos en tres años. Los primeros propios de Sánchez, que ha tenido que administrar las sucesivas prórrogas de los elaborados por el Gobierno de Mariano Rajoy. Los que se aprobarán en diciembre o enero no son, por tanto, unos Presupuestos normales. No lo son porque tienen que dar solución a la catástrofe económica y social que la pandemia está dejando a su paso y porque deben canalizar los 140.000 millones que llegarán de la Unión Europea. Pero además, no lo son porque de su aprobación depende la viabilidad del Gobierno de coalición

Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre las dificultades de Sánchez para encontrar socios que quisieran apoyar las cuentas públicas. Antes del confinamiento de marzo, porque Cs no se había revestido aún de la responsabilidad de Estado, que luce desde las últimas prórrogas del estado de alarma de abril y junio pasados, y ERC porque se adentraba en lo que parecía la campaña para unas elecciones catalanas inmediatas y eso le llevaba a poner distancia del Gobierno. Después, por los vetos cruzados entre estos dos partidos, que se consideran mutuamente incompatibles, y el veto que el socio de coalición Unidas Podemos pone también a Ciudadanos. Parece, no obstante, que el presidente se va saliendo con la suya y está próximo a conseguir lo que se intuía como imposible: sumar el apoyo de todos ellos a los Presupuestos. 

Con todos a una o solo con algunos de esos grupos respaldando el proyecto presupuestario, su aprobación garantiza a Sánchez la continuidad de la legislatura. Un Gobierno “de largo recorrido” como él mismo insistía en proclamar ante Pablo Casado, empeñado, este último, en creer, ya durante el confinamiento, que el presidente y su Gobierno caerían como fruta madura porque la ciudadanía no soportaría ni tan duro encierro ni las consecuencias económicas y sociales de la crisis. La viabilidad presupuestaria ha venido a coincidir con el giro a la moderación de Casado y aunque este aún no se ha manifestado en su disponibilidad a pactos, no conviene perder la esperanza. Tal vez la supervivencia garantizada del Gobierno le acabe empujando a ello.

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