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Inmersión y coeducación

Alumnos de bachillerato estudian en casa durante el confinamiento.

Alumnos de bachillerato estudian en casa durante el confinamiento. / periodico

El Congreso ha dado este jueves un paso más en la aprobación de la futura ley de educación con la introducción en ponencia de dos enmiendas significativas sobre el texto inicial. A propuesta de ERC y con los votos favorables de PSOE y Podemos, el texto excluye ahora la posibilidad de que las escuelas que únicamente admiten a niños o a niñas puedan recibir fondos públicos a través del mecanismo del concierto educativo, y elimina la referencia a que el castellano deba ser lengua vehicular de la enseñanza en toda España. 

La negativa a mantener los conciertos educativos a las escuelas que segregan por sexo no tiene nada que ver con los discursos de cuestionamiento del papel de la escuela concertada. La financiación pública debe servir para permitir el funcionamiento en condiciones de calidad suficiente de todos los centros que brindan el servicio público educativo, universal, gratuito y en igualdad de condiciones de acceso. El sistema de conciertos ha de cubrir, sin distinción de la titularidad, a todos aquellos centros que presten este servicio público, facilitando al mismo tiempo la libertad de elección de modelo educativo y confesional. Y no tiene por qué beneficiar a quienes optan por un modelo segregador. Es cierto que una sentencia del Tribunal Constitucional validó en el 2018 la 'ley Werth', que preveía la financiación de los centros no mixtos. Pero ello no impide que una ley como la que ahora se tramita considere que las opciones educativas que rechazan la coeducación no cumplen con la función social a la que se comprometen al aceptar financiación pública.

Tras las enmiendas aprobadas este jueves, el proyecto de ley también establece que se debe garantizar el dominio suficiente de catalán y castellano pero no tiene por qué establecerse desde una ley orgánica el castellano como lengua vehicular, lo que en la legislación vigente impulsada en su día por el PP conducía, en conflicto con el modelo lingüístico elegido por Catalunya en ejercicio de sus competencias, a imponer porcentajes de forma generalizada de asignaturas en castellano. JxCat ha rechazado este acuerdo por considerar que no blinda en realidad el modelo de inmersión lingüística. El redactado pactado con ERC blinda el modelo de escuela en catalán vigente en la actualidad, una aplicación flexible de los postulados de la inmersión lingüística que establece que el catalán sea la lengua vehicular de la enseñanza y que catalán y castellano tengan (o así debería ser) la presencia necesaria en cada escuela y territorio concreto para garantizar el pleno dominio de ambas.