Polémicas declaraciones

La malentendida complicidad masculina

La derecha utiliza el feminismo de forma cínica para defenestrar a Fernando Simón por la gestión de la pandemia

El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, este jueves.

El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, este jueves. / periodico

Gemma Altell

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Fernando Simón nos mostró su peor cara hace unos días en una entrevista en Youtube expresando un <strong>comentario machista y soez sobre el colectivo de enfermeras</strong>. Se ha disculpado pero el daño está hecho

Después de haber sido la imagen -en algunos momentos de la gestión de la pandemia-  de una nueva masculinidad no prepotente, no machista, horizontal y dialogante nos encontramos con un Simón al más puro estilo 'machirulo'

Más allá del episodio en sí mismo hay dos cuestiones importantes a destacar aquí que pueden quedar invisibilizadas con el ruido inicial. Por un lado, constato, una vez más, el cinismo sin límites de los partidos y medios de comunicación de derechas de este país. Parece que a partir de esta situación han descubierto el feminismo y las reivindicaciones de las mujeres. Parecería -si no fuera porque sabemos que han escondido muchos 'cadáveres' dentro del armario- que realmente les importa la cosificación de las mujeres y les parece intolerable el trato vejatorio por parte de figuras políticas de relevancia. El despliegue de artículos y declaraciones ha sido mayúsculo. Espero que lo mantengan, pero tengo la firme sospecha de que, como siempre, se apropian de las luchas de la izquierda de forma instrumental para conseguir su propósito;  en este caso es defenestrar a Fernando Simón, pero no por su comportamiento en la entrevista de Youtube, sino por la gestión de la pandemia. En otros casos hemos visto como instrumentalizaban la palabra 'libertad', los derechos e incluso la participación política. 

Por otro lado, volvamos a Fernando Simón, es probable que las dos versiones que hemos visto de él sean verdad. Sí. Cuando vuelvo a ver la escena de dos periodistas jugando a la complicidad masculina y Fernando Simón entrando al trapo no puedo evitar pensar una obviedad: queda mucho por hacer; pero seguramente mucho en una dirección que no acostumbramos a preguntarnos y es: ¿por qué un hombre, aun habiendo evolucionado en su visión y prácticas individuales respecto a la masculinidad, no puede sustraerse a esa complicidad que se genera entre hombres y que se basa en dejar a la mujer en mal lugar, en menospreciarla o en reducirla a ser un objeto? ¿Por qué los hombres para relacionarse y reconocerse entre ellos apelan a un código que se basa en situarse por encima de las mujeres?

Es exactamente esto lo que hizo Simón en este episodio, dar este mensaje: “Aunque en parte ya no soy de este tipo de hombres sigo siendo de los vuestros y puedo volver a los códigos de la masculinidad tradicional siempre que me convenga”. Es en estos códigos compartidos -que casi nunca se nombran- y que muy a menudo no escuchamos las mujeres donde se construye y se legitima el machismo. Cuanto más avanza el feminismo en la denuncia de la masculinidad hegemónica más necesita el machismo buscar la complicidad del privilegio colectivo. Y... la tentación es demasiado grande. Mostrarse fuera de esta posición requiere valentía y convicción.