Seguridad del transporte público

El transporte público se ha convertido en fuente de preocupación para los usuarios. Temor que, a menudo, llega acompañado de indignación ante la contradicción de viajar codo con codo con desconocidos mientras se cierran bares, restaurante, teatros o cines que cumplen a rajatabla las medidas de prevención. Inevitablemente, surge la pregunta: ¿es seguro viajar en transporte público? Es imposible colgar el cartel de 100% libre de virus en ningún espacio, pero la evidencia científica reduce al mínimo la posibilidad de contagio. En los datos del Ministerio de Sanidad en los que se vinculan ámbitos de actividad y casos de contagio, el transporte se encuentra en la zona más baja de la tabla.

La reducción en el número de viajeros (casi la mitad de hace un año) es clave. Pero más allá de la menor afluencia, cabe destacar el esfuerzo que tanto TMB y Renfe realizan en prevención: limpieza intensiva de vagones, uso de ozono en los autobuses, renovación y filtraje del aire. A pesar de las medidas y de los datos que demuestran la seguridad del transporte público, permanece el estigma. Un miedo que conviene superar para no caer en una sobreutilización del coche que empeore la calidad del aire y, por tanto, la salud de todos.