EN CLAVE EUROPEA

Recaída económica y sanitaria en la UE

Cartel que anuncia la venta o traspaso en la persiana una cafetería de Madrid.

Cartel que anuncia la venta o traspaso en la persiana una cafetería de Madrid. / periodico

Eliseo Oliveras

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La segunda ola de la pandemia está golpeando a los países europeos nueve meses después de la detección del coronavirus en el continente. Las nuevas restricciones, prohibiciones y confinamientos supondrán un mazazo a la ya maltrecha economía europeainterrumpirán la recuperación, agravarán las desigualdades sociales y acentuarán las diferencias entre los estados de la Unión Europea (UE).

Alemania es uno de los países de la UE que más invierte en sanidad por habitante, lo que le ha permitido afrontar mejor la pandemia y aplicar confinamientos menos restrictivos. Los fallecidos acumulados en Alemania ascienden a 12 por cada 100.000 habitantes y la caída anual del producto interior bruto (PIB) se limita al 4,2% en el tercer trimestre.

Estos datos contrastan con los de España, el país de la UE que impuso las restricciones más estrictas para frenar la pandemia, por lo que pese a la recuperación del tercer trimestre arrastra a una caída anual del PIB del 8,7% -el doble que en Alemania-, Eso tampoco evitó a España tener la segunda tasa más alta de fallecidos por covid-19 de la UE después de Bélgica: 76 por cada 100.000 habitantes, seis veces más que Alemania.

España es quien menos gasta en sanidad entre los principales países de la UE: 2.310 euros anuales per cápita, la mitad de los 4.627 de Alemania, según Eurostat. Suecia, que destina a sanidad 5.041 euros anuales per cápita, ha aplicado restricciones suaves sin confinamientos y su tasa de fallecidos (58 por cada 100.000 habitantes) es muy inferior a la española, pese a contabilizar todos los casos sospechosos, lo que no hace España. Gracias a sus menores restricciones, la caída del PIB sueco ha sido tres veces inferior a la de España.

Sin refuerzos

La mayoría de los países de la UE afronta el coronavirus básicamente con los mismos recursos sanitarios recortados previos a la pandemia, sin haber reforzado de forma sustancial sus capacidades pese al alud de millares de pacientes adicionales. La Comisión Europea se queja de que los estados desaprovecharon la tregua estival para prepararse adecuadamente para la segunda ola. A causa de ello, en países como España, Francia y Bélgica, las unidades de cuidados intensivos se saturan, los centros de atención primaria no dan abasto, los laboratorios de análisis de los test PCR del virus se colapsan con largos retrasos y los sistemas de rastreo son deficientes.

Las grandes diferencias en la ayuda pública de cada gobierno europeo para afrontar la crisis conducen a una desigual capacidad de recuperación en las distintas economías nacionales, con una ventaja de cara al futuro a favor de los estados que han destinado más fondos.

España se distingue hasta ahora por ser uno de los países de la UE que menos fondos públicos ha dedicado a amortiguar el impacto de la crisis: el 3,5% del PIB, según un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI). La cifra contrasta con el 8,5% del PIB de Austria, el 8,3% de Alemania, el 6,8% de Grecia, el 5,9% de Dinamarca, el 5,2% de Francia y Suecia, el 4,9% de Italia y el 4,6% de Holanda. Hasta países como Letonia y Eslovenia dedican más del doble que España: 8% y 7,9%.

Retraso de las ayudas europeas

Alemania ha anunciado que compensará el equivalente al 75% de la facturación de noviembre del 2019 a bares, restaurantes y pequeñas empresas afectadas por el nuevo confinamiento. Por el contrario, el limitado volumen de las ayudas españolas condenará al cierre a un elevado porcentaje de las empresas afectadas por las restricciones, según las patronales. España lo fía todo a las ayudas del paquete de recuperación de la UE, cuyo desembolso se retrasará debido al bloqueo de la negociación sobre sus detalles.

La limitada capacidad de actuación del Gobierno español viene determinada por su baja recaudación fiscal en comparación a los otros principales países de la UE. La recaudación tributaria (incluida Seguridad Social) equivale en España al 35,4% del PIB, 6 puntos menos que la media de la zona euro (41,6%) y de Alemania (41,7%), según Eurostat. La diferencia es aún más elevada respecto a Italia, Francia, Bélgica, Dinamarca, Suecia y Finlandia. Esto es fruto de las sucesivas rebajas de impuestos a las grandes empresas y las rentas altas aprobadas en las últimas décadas con el beneplácito de la Comisión Europea, a la elusión fiscal legal mediante sociedades patrimoniales y sociedades de inversión colectiva (sicav) y a la laxitud con la evasión a través de las sociedades pantalla y de los paraísos fiscales, donde las empresas del Ibex-35 operan más de 800 filiales.

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