Dos miradas

Bajo sospecha

No hace falta ser malintencionado para temer el desvío de dinero público, basta con haber vivido en Catalunya los últimos 20 años

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David Madí, en el centro, tras su detención el miércoles.

David Madí, en el centro, tras su detención el miércoles. / FERRAN NADEU

En esta Catalunya que suma años de convulsión política, cada acontecimiento arrastra memoria y agravios. Si nos olvidamos de la marcianada de los 10.000 soldados rusos, la operación de la Guardia Civil contra el ‘estado mayor’ de Carles Puigdemont va de corrupciónBajo la lupa judicial, Waterloo y el Tsunami Democràtic. No hace falta ser malintencionado para temer el desvío de dinero público, basta con haber vivido en Catalunya los últimos 20 años. Sabiendo todo lo que sabemos -ese 3% aumentado y reiterado- es lógico entrar en el terreno especulativo. Lo que ocurre es que hay otros terrenos bajo sospecha. Demasiados.  

Parece evidente que ha habido un encarnizamiento policial y judicial contra el independentismo. Basta recordar la reciente absolución de Tamara Carrasco después de haber sido acusada de terrorismo y rebelión. También es innegable que el nacionalismo conservador lleva décadas utilizando la bandera para tapar sus vergüenzas. Tachar de persecución cualquier intento de investigación es un truco demasiado viejo. Al fin, solo queda la desconfianza. Vía directa a la pérdida democrática.