Corrupción

'Kitchen': de Barcelona a Les

Se cerró el círculo, el que se inició persiguiendo a adversarios políticos y acabó protegiendo a populares investigados por corrupción

Mariano Rajoy y Jorge Fernández Díaz, cuando eran presidente del Gobierno y ministro del Interior, el 20 de octubre de 2016 en el pleno del Congreso de los Diputados.

Mariano Rajoy y Jorge Fernández Díaz, cuando eran presidente del Gobierno y ministro del Interior, el 20 de octubre de 2016 en el pleno del Congreso de los Diputados. / periodico

Antonio Trevín

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La obsesión de <strong>Fernández Díaz</strong> por Catalunya fue el principio. 'Kitchen' fue el epílogo, la consecuencia de confundir partido con gobierno y gobierno con Estado. Llamaron mi atención, como portavoz socialista de Interior en el Congreso, las heterodoxas prácticas policiales que los Comisarios Olivera y Martín Blas llevaron a cabo en el 2012 en Barcelona. Años después comprobé que guardaban estrecha relación con el apresurado traslado, del primero confidente y después policía, Sergio Ríos, antiguo chófer de Bárcenas, de su destino en Les, en el Valle de Arán, a Madrid, con una infrecuente Comisión de Servicios. Dichos comisarios fueron a Catalunya a ofrecer sus servicios a los fiscales del <strong>caso Millet,</strong> a espaldas del juez. Sus obligaciones policiales nada tenían que ver con la cuestión.

Protestas judiciales y traslado del asunto al Fiscal General del Estado. Este trasladó al Gobierno de Rajoy, que lo había nombrado, una queja por tal desatino. En ese mismo año un periódico de Madrid hacía pública, por una filtración policial, una pretendida cuenta en Suiza del alcalde Trias. Se demostró falsa. Un año después otro medio madrileño publicó las fotos de 33 jueces y magistrados que se habían adherido al manifiesto en favor al derecho a decidir. Al menos 25 de ellas procedían de sus DNI. El Comisario Jefe de la Brigada Provincial de Barcelona reconoció ser quien había ordenado comprobar la identidad de los firmantes. Tanto él, como los Comisarios antes mencionados, fueron recompensados ministerialmente con medallas rojas pensionadas.

Durante cinco años seguí y perseguí estas inexplicables investigaciones del Ministerio a líderes y partidos nacionalistas catalanes. Y otras sobre casos de corrupción del PP, incomprensibles desde la estricta ortodoxia policial. Empecé con Rosalía, la mujer de Bárcenas. Sus privilegios, a la hora de declarar en la Audiencia Nacional, llamaron mi atención. No hizo el paseíllo y no hubo foto de su presencia en dicha sede judicial. Era Junio del 2012. Continuó con órdenes incomprensibles para paralizar investigaciones sobre<strong> el “ático de Ignacio Gónzalez”. </strong>Y con la queja del Consejo General del Poder Judicial al gobierno por la falta de medios policiales al juez que investigaba el caso Brugal.

Reiteradamente indagué sobre estos asuntos y llegué a la firme convicción de que en Interior se había organizado, como dije al propio Fernández Díaz, “una camarilla policial para evitar a su partido malos tragos judiciales y y perseguir a discreción a los adversarios políticos desafectos” (5/4/2017). Asuntos diferentes. Investigadores coincidentes. En el 2017 el grupo socialista logró aprobar en el Congreso una Comisión de Investigación sobre la “policía patriótica”. Concluyó contundentemente: "En el Ministerio del Interior, bajo el mandato del señor Fernández Díaz (…) se creó una estructura policial bajo las instrucciones del señor Cosidó Gutiérrez por orden del DAO Eugenio Pino, con el conocimiento y el consentimiento del Ministro destinada a obstaculizar la investigación de los escándalos de corrupción que afectaban al PP y al seguimiento, la investigación y en su caso, la persecución de adversarios políticos (…)”.

En dicha Comisión pregunté a Cosidó (DGP en la época que actuaba la “policía política”) por el conductor, posterior confidente y en aquel momento ya policía, Sergio Ríos: “¿Requirió la policía en algún momento al hoy policía nacional sus servicios para sus investigaciones sobre Bárcenas?”. “Que yo tenga constancia, no se le ha pedido ningún tipo de requerimiento”, contestó. Negó conocerlo, a pesar de haber firmado su destino en Catalunya`. Se había cerrado el círculo. El que empezó en Barcelona y terminó en Les. El que se inició persiguiendo a adversarios políticos y acabó protegiendo a populares investigados por corrupción. El Estado de Derecho subordinado a los intereses del partido en el Gobierno. Y además, como le dije en la Comisión, a Fernández Díaz “estoy radicalmente en contra de las tesis independentistas, pero utilizar a nuestros policías para combatir el independentismo no es solo pervertir la democracia, sino también un error descomunal que regala a quienes gritan: “España nos roba”, un nuevo lema: “España nos espía”.