Análisis

¿Un 3% independentista?

La frontera entre las donaciones legales a partidos, entidades o proyectos personalistas y las donaciones susceptibles de ser investigadas por corrupción es terreno resbaladizo

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zentauroepp55632479 pol201028141025 / FERRAN NADEU

Jordi Mercader

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La película la hemos visto. Detenciones de dirigentes independentistas por parte de la Guardia Civil, un cuerpo que acumula precedentes nefastos sobre investigaciones creativas; reacciones airadas de represión, encabezadas por un gobierno que cree formar parte de una minoría nacional oprimida justamente por un Estado al que representa oficialmente; proclamaciones de inocencia derivadas, esencialmente, de la condición de militantes independentista de los detenidos; y por la misma regla de tres pero interpretada en sentido contrario, extensión de la suposición de criminalidad a todo el movimiento soberanista.

Tan gratuito se antoja dar por descontada la culpabilidad de los detenidos por el solo hecho de haber sido detenidos por la Guardia Civil como suponer su inocencia por el solo hecho de que la Guardia Civil amontone errores desde hace tres años. Además de la experiencia de otros casos en los que no hubo nada, hay un juez experimentado dirigiendo la investigación, Joaquín Aguirre, el de la quiebra de Gran Tibidado perpetrada por Javier de la Rosa; hay un punto de partida, el supuesto fraude de subvenciones desviadas de la Diputación de Barcelona, hay una incógnita sobre cómo se financia el entramado belga de Carles Puigdemont y una sospecha sobre el nacimiento incentivado de Tsunami Democràtic, descartada la generación espontánea.

La relevancia mediática de algunos de los detenidos aporta morbo a este supuesto 3% del independentismo. La frontera entre las donaciones legales a partidos, entidades o proyectos personalistas y las donaciones susceptibles de ser investigadas por corrupción es terreno resbaladizo que no casa bien con la espectacularidad de arrestos colectivos. El juez lleva un año investigando las supuestas subvenciones políticas orientadas a conseguir dinero para la causa independentista y habrá que leer las razones de su decisión. No tardaremos mucho en poder hacerlo, dada la facilidad con que los sumarios asoman en los medios de comunicación. Tardaremos mucho más en saber la verdad. La experiencia con el 3% de Convergència es el precedente. Primero fue una leyenda urbana, después una acusación política, mucho más tarde una investigación policial y casi veinte años después, una condena y varios juicios en curso.

Nada es inocente en el inestable escenario de la política española, incluida naturalmente la catalana, ni hay día sin tensión; sin embargo hay que preservar la independencia de criterio del juez a la hora de ordenar las detenciones y convertir su investigación en noticia estrella del día. El día en que la fiscalía hace saber que da por buena la sentencia de la Audiencia Nacional declarando inocente a Josep Lluís Trapero, a las pocas horas de que el gobierno de PSOE-Unidas Podemos consigue superar el reto de los presupuestos generales y en la vigilia de la votación del estado de alarma en el Congreso, cuando algunas voces independentistas aconsejan votarlo en contra. La casualidad en política es una rueda de molino de mal digerir.

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