Ideas
Una hora de gracia
Una mente preclara hubiera concluido que el horario inicialmente previsto era del todo exagerado en un país con los hábitos de nuestro
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
Xavier Bru de Sala
O una hora de margen o un tiro de gracia. Varios sectores de la cultura se movilizaron el domingo como nunca. A la sombra, sin cámaras, pero con una fuerza extraordinaria y un resultado positivo. Susto mayúsculo ante el anuncio de inicio del confinamiento nocturno a las 21 horas, con una hora suplementaria para volver a casa. Cerrar a las nueve y las diez todos en casa. Esto habría comportado de manera inmediata la suspensión de toda actividad cultural en directo. Persianas caídas, como los pobres bares. Una cosa era, y es, empezar un espectáculo entre las 19 y las 20 y otra transformar el horario nocturno, aún nocturno, en horario de tarde. Pues bien, después de infinidad de llamadas y 'whats', siempre con el mismo grito desesperado de alarma total, la decisión de la hora del confinamiento nocturno fue cambiada por una no menos drástica pero que permite la supervivencia de la cartelera teatral y de las programaciones de conciertos y festivales que ha costado más esfuerzos de confeccionar. Una hora de gracia y pasamos del corredor del cierre, que es el de la muerte, a la posibilidad de supervivencia.
Es de suponer que, ante tanta presión, alguna mente hasta entonces no muy preclara se lo hubiera pensado dos veces y hubiera concluido que el horario inicialmente previsto era del todo exagerado en un país con los hábitos de nuestro. En cualquier caso, la cultura debería tomarse este éxito fulgurante como un aliciente, una inyección de moral al espíritu de batalla. Como debería saber todo el mundo, la reiteración de las derrotas no ha conseguido que los ánimos de los catalanes decaigan hasta el umbral del conformismo, pero una victoria, y más si se produce en este contexto tan difícil de la pandemia, debe comportar un flujo de optimismo y una llamada a unir voluntades para objetivos precisos. Si la próxima meta debe de ser el 2%, además que un alud de mensajes, serán necesarios una determinación creíble y una disposición para adoptar medidas de presión de impacto singular y efecto asegurado. Vamos, que nunca hemos tenido delante unos políticos tan acobardados como estos.
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