análisis

Un invento para discutir

El VAR se creó con propósito noble pero ha acabado pervertido y usado para el enfrentamiento

Pedri y Ansu Fati, en el clásico.

Pedri y Ansu Fati, en el clásico. / periodico

Albert Guasch

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El VAR es como la dinamita. Se creó con propósito noble pero, como el invento de Alfred Nobel, ha acabado pervertido y usado para el enfrentamiento. El VAR es material bélico. Fomenta la discusión más que el consenso. Enreda más que aclara. Aplica injusticias con apariencia de legalidad. Conviene decirlo antes de adentrarse en cuestiones deportivas. En el Camp Nou se vio de forma clara el daño que a veces inflige al fútbol el videoarbitraje.

El VAR se entrometió en el clásico en una situación que no era flagrante, que es donde se supone debía intervenir. En el penalti, Lenglet coge ciertamente a Sergio Ramos en un rifirrafe típico de área. Pero eso no hace caer al defensa. Lenglet le tira ligeramente hacia sí y Ramos se cae hacia el otro lado. Una triquiñuela que el árbitro no captó, hipnotizado por la imagen congelada del monitor, que eternizó un instante. Un error flagrante, aquí sí, de interpretación del juego. No siempre en el área sucede lo que parece.

Dicho esto, el Barça-Madrid de ayer ofreció pistas para empezar a enjuiciar a Koeman y adivinarle fortalezas y debilidades. El vuelo no ha hecho más que despegar, pero se le ve un piloto intrépido, y eso gusta a muchos pasajeros, que celebraron la alineación. Dos chicos de 17 años en el equipo, Ansu Fati como hombre-gol, Griezmann en el banquillo. Dest al fin en el lateral derecho. Meritocracia pura.

Todo apunta a que a los jugadores les queda poco para cobijarse bajo la más que discutible gestión de la junta de Bartomeu

Luego en el campo, hubo ratos mejores que otros. Eléctrica primera parte, dinámica, pasaron cosas. Los peores, en la segunda mitad, en particular tras el penalti de marras. El equipo se desorientó y el propio técnico pareció petrificado, y cuando finalmente reaccionó, a falta apenas de 10 minutos, lo hizo como atolondrado, soltando cuanto delantero veía a su vera. Actuó como un marine que aprieta fuerte la metralleta con los ojos cerrados. Fuego a discreción. Paradójicamente, no sirvió para crear ni una sola ocasión.

La vena hinchada

Se diría que Koeman, tan fresco y directo en la sala de prensa, apeló al aficionado más vehemente al denunciar la ofensa del VAR y de que solo actúa contra el Barça (venimos del codazo de Getafe). Habló con la vena hinchada y quizá por ello pudo sonar a victimización excesiva su intervención. Al fin y al cabo, el equipo no supo sobreponerse en el campo al 1-2, y a eso debería dedicarle más tiempo en los próximos días que al videoarbitraje.

Ya sabemos que es un entrenador con carácter; ahora conviene descubrirle pronto el ingenio. Y que los jugadores más curtidos, los que lo han ganado todo y han perdido de forma ignominiosa, le ayuden más que nadie. Todo apunta a que les queda muy poco para cobijarse bajo la más que discutible gestión de Bartomeu. Y ya saben ellos que en este club, cuando las cosas no funcionan, siempre se señala a alguien.