Otro EEUU es posible

Un hombre sigue el debate en televisión en un bar de West Hollywood, California. /
No se repitió la bochornosa pelea de gallos. El último y segundo debate entre Donald Trump y Joe Biden discurrió por los cauces civilizados que se espera de dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, aunque ello se traduzca en menos espectáculo, en un momento en que el espectáculo al que nos ha acostumbrado el histriónico e imprevisible jefe de la Casa Blanca cotiza lamentablemente al alza en la información.
Un Trump más presidencial e increíblemente moderado para sus estándares se encontró con un Biden sólido en su actitud y convicciones. Con el reto que ello supone para un político de raza enfrentarse un animal televisivo devenido en presidente, en un formato en el que no se encuentra especialmente cómodo.
Dos mundos enfrentados
Se cruzaron ataques afilados, duros reproches y expusieron ideas. Como no podía ser de otra manera, saltaron chispas en momentos de alta tensión. Hubo debate y hubo política , que es de lo que se trata cuando hay tanto y tanto en juego, no solo en Estados Unidos, sino todo en el mundo, aunque solo sean los estadounidenses los que voten el próximo día 3 de noviembre.
Noticias relacionadasDos mundos chocaron en los estudios de televisión de Nashville. Al enfrentarse sobre la gestión de la pandemia, la inmigración o el cambio climático, el mundo ha podido ver lo lejos que están el candidato republicano y el demócrata, a la vez que ha podido empezar a creer que otro Estados Unidos es posible dentro de 12 días.
La elección es entre un nacionalista bronco que sitúa a EEUU de espaldas al mundo y un político consolidado que quiere devolver a su país el liderazgo mundial. No es poca cosa. Lástima que el 3 de noviembre solo voten los estadounidenses. Y que más de 45 millones lo hayan hecho de forma anticipada, sin llegar a ver que aunque cambien las formas, el fondo sigue siendo el mismo.