Peccata minuta

Trapero

Josep Lluís Trapero

Josep Lluís Trapero

Joan Ollé

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El pasado miércoles desperté feliz con la absolución de Josep Lluís Trapero. Habiendo solo coincidido con él, a través de amigos comunes, en contadas pero muy cordiales ocasiones, y sabedor de que tenía cero posibilidades de que respondiese a mi llamada, marqué su número -¡el cuerpo, no el policial sino el mío, me lo pedía a gritos!- y me encontré con su voz de Leonard Cohen en la oreja. Al pedirle por qué, siendo el hombre más requerido del día, había atendido a un número desconocido, me confió que esperaba la llamada de una 'tieta' de quien no tenía el teléfono en la memoria de su móvil. Lo que hablamos no tiene relevancia alguna: solo quise mandarle un abrazo fraternal.

El universo independentista se desgaja ante la sentencia de la Audiencia Nacional: unos censuran que el traidor a la causa quede en libertad mientras los héroes siguen entre rejas;  otros,  los más ilusos, aventuran que este puede ser el primer paso del PSOE  hacia la amnistía de los políticos presos o fugados. En el matinal de Josep Cuní en SER-Catalunya, el abogado de César Puig, uno de los encausados, lo dejó meridianamente claro: ambos juicios no tienen nada en común, ya que en uno se juzga una clara 'comisión' de delitos contra el Estatut y la Constitución; y en el otro, una presunta 'omisión' de deberes policiales que los jueces han desestimado, celebrando entre líneas el ponderado comportamiento de los Mossos ante la fuerza  bruta de sus colegas estatales teledirigidos por López de los Cobos, Cobos de los López o vaya usted a saber quién.

La primera reacción de Puigdemont: “Trapero no es independentista, pero es demócrata”. Le doy la vuelta al calcetín: “Puigdemont es independentista, pero no demócrata”, entre otras cosas porque hace cuatro días volvió a instar a Mossos y funcionarios en nómina de la Generalitat a posicionarse a favor de su república belga, desamparando así a media Catalunya.

Con mis alumnos y alumnas del Institut del Teatre estamos trabajando sobre una selección de textos griegos: desde las inaugurales epopeyas del tatarabuelo Homero (VIII antes de Cristo) hasta los poemas de Titos Patrikios (anteayer) sobre los refugiados en Lesbos y otras islas del Egeo. Por el camino nos hemos topado con aquellas palabras de Aristóteles, teórico de la ciudad perfecta, con las que sentencia que el policía debe ser el más instruido de los ciudadanos, ya que, por su condición de hombre armado, recae sobre él una enorme responsabilidad. Gracias, Josep Lluís.

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