Dos miradas

Masturbación

Más allá del tema moral (cargado de puritanismo) del caso de Jeffrey Toobin, existe el desvanecimiento entre lo privado y lo público en el teletrabajo

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Emma Riverola

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'The New Yorker' ha suspendido al analista Jeffrey Toobin por masturbarse en el descanso de una reunión virtual de trabajo. El escritor creía haber desconectado el vídeo de Zoom, pero el incidente fue visible para quienes seguían pendientes de la pantalla. Toobin es un reconocido abogado, analista y escritor. La CNN, medio en el que también colabora desde hace más de 20 años, le ha concedido “tiempo libre mientras se ocupa de un problema personal”.

El caso invita a la reflexión. Más allá del tema moral (cargado de puritanismo e hipocresía), existe el desvanecimiento entre lo privado y lo público. Las reuniones profesionales por videollamada son el pan de cada día del teletrabajo. El hogar se convierte en un apéndice de la oficina. Los ruidos de la casa se silencian y el refugio doméstico se ve invadido por la dinámica laboral, con sus urgencias y sus presiones, ¿también sus reglamentos? Si Toobin se masturbó en un descanso de la reunión, más allá de la evidente torpeza tecnológica, ¿debe ser juzgado desde las normas empresariales o desde su libertad personal? ¿Hasta qué punto la oficina invade el hogar?