Cambio ideológico

Cuanto más Estado, mejor

Es espectacular el cambio ideológico que han sufrido las élites económicas mundiales en pocos meses

Una escuela de Fráncfort.

Una escuela de Fráncfort. / periodico

Ernest Folch

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Un dato aparentemente inquietante que puede ser en realidad una buena noticia: el gasto público de España se incrementará este 2020 un 50%. Lo mismo sucederá en Francia, que acaba de anunciar que eleva su gasto un 7% más de lo previsto, y su ministro de finanzas, Bruno le Maire, poco sospechoso de ser un bolchevique, lo justificaba así: “para salvar la economía y garantizar que el Estado no deja a nadie tirado”.

Y es que el terrible avance de la pandemia no nos deja ver (y disfrutar) del espectacular cambio ideológico que han sufrido las élites económicas mundiales en pocos meses, hasta hace muy poco obsesionadas por la contención de la deuda, los recortes o la reducción de gasto público, presentando el Estado como si fuera una máquina inútil de tirar dinero. Los ‘think tanks’ neoliberales proclamaban sin rubor aquelllo de “cuanto menos estado, mejor” y las instituciones mundiales se iban impregnando de que lo público es por definición nocivo. Pero llegó la pandemia y ¡zas!, los despistados abrieron los ojos y se dieron cuenta de que sin un Estado fuerte no hay una sanidad eficiente ni ninguna posibilidad de luchar contra esta plaga con unas mínimas garantías: las comunidades que, como por ejemplo Madrid, se habían pasado años recortando en salud, les ha estallado en la cara su propia ideología.

Ante los sectores que ahora más están sufriendo (como el de la restauración, la cultura o el turismo) solo cabe una solución: ayudas directas que solo pueden salir de las arcas públicas y de endeudar más al Estado. Porque el presunto mercado que todo lo regulaba según la ideología antaño dominante nada podrá hacer él solo para levantar los bares, teatros y empresas que se han ido a pique. Sí, es cierto, este Estado tiene que pagar a tiempo (miles de ertes no han sido cobrados), y tiene que ser mucho más eficiente, pero es nuestra única salida a esta crisis colosal. Y es que el Estado no es el enemigo, porque, sencillamente, el Estado somos todos. Pues sí, cuanto más Estado, mejor. 

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