Memoria histórica

'Stolpersteine' en Barcelona, una piedra para no olvidar

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Carol Álvarez

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Hace solo unas semanas que se presentó el primer estudio en profundidad sobre qué saben los 'millennials' y los jóvenes de la generación Z estadounidenses acerca del Holocausto y el resultado fue tremendo. Había entrevistados que hasta piensan que el genocidio lo provocaron los judíos, uno de cada diez encuestados. Y otro 10% o bien duda que sucediera o no tiene claro ni dónde pasó. Hasta qué punto estos datos son resultado de la propagación de noticias falsas o son más bien una muestra de fallos en la formación educativa de los jóvenes es difícil de saber, pero ante encuestas así, una sola stolpersteine plantada en el pavimento de Barcelona se convierte en un gesto primordial. 

Los adoquines de latón que llevan impreso el nombre y datos de vida de represaliados por distintos motivos por el nazismo son un recordatorio imborrable, presente cuando echas la vista al suelo, que trae a nuestro presente cotidiano un pasado que no debemos olvidar.

Será la piedra de la memoria del president Lluís Companys la primera que veamos en la ciudad, en la plaza Sant Jaume, frente al Palau de la Generalitat. El Memorial Democràtic salva con este gesto largamente esperado una anomalía:  hasta 194 stolpersteine en homenaje a víctimas catalanas del nazismo recuerdan su nombre en el lugar donde vivieron o donde fueron arrancados para ser llevados a campos de exterminio, pero ninguna de ellas está en las calles de Barcelona. 

El Memorial Democràtic calcula que hay unos 600 adoquines más a la espera de poder rendir homenaje a barceloneses que fueron identificados como víctimas de las purgas nazis, de los cerca de dos millares de personas en toda Cataluña en este censo provisional, uno de los más completos del Estado. 

El estudio que se realizó a partir de entrevistas a miles de norteamericanos de entre 18 y 39 años también tiene ecos en encuestas similares realizadas en Francia, Canadá y Austria. Si preguntáramos a nuestros jóvenes si hubo catalanes, españoles, en los campos de Hitler o qué saben del Holocausto estaría bien que estos stopelsteine sirvieran de hilo de memoria para apuntalar bien la lección necesaria. 

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