Titanic

El minuto y resultado de la moción de censura contra Bartomeu y su junta recuerda a la famosa escena del hundimiento del Titanic, con el presidente a modo de director de orquesta dirigiendo a los músicos que siguen tocando en cubierta inmutables, como si fueran ajenos a lo que está sucediendo a su alrededor.

¿Que se plantea una moción de censura contra la directiva con más de 20.000 firmas? Se filtra que unas 5.000 son falsas. ¿Que hay pérdidas reconocidas de 97 millones  de euros y se viene asamblea de compromisarios el 25 de octubre? Pues se pospone argumentando motivos de salud pública. ¿Que la Generalitat recomienda que se celebre telematicamente? El club dice que no. ¿Que el número de firmas inválidas es muy inferior al esperado? Se intenta paralizar la moción y el referéndum denunciando ante la Guardia Civil irregularidades. Y la música sigue sonando.

Capacidad de supervivencia

Hay que reconocerle a Bartomeu una extraordinaria capacidad de supervivencia, eso es indudable. De momento ha atravesado varios tsunamis que hubieran tumbado a cualquiera, especialmente el de Messi. En menos de un año esta junta ha encadenado el Barçagate con una profunda crisis deportiva cuyo primer episodio fue la destitución de Valverde tras la Supercopa de España.

Esa mecha trajo consigo la operación fallida de Xavi que acabó con Setién y Eder Sarabia en el banquillo. Entre su llegada y el 8-2 la guerra pública entre Messi y Abidal que acabó siendo de Messi hacia la directiva. El recorte salarial por la crisis del coronavirus. La 'performance' de Bartomeu acusando al VAR de haberle dado la liga al Real Madrid. El burofax, el despido de Suárez y el fracaso en las salidas y llegadas del mercado de verano. La caja vacía. El Instagram de Messi atizando al club por entregas. Ni al mejor guionista le sale un recital así.

Y ahí sigue Barto. "El presidente está bien, está fuerte. De la dimisión no se ha hablado", dice Jordi Cardoner. ¿Qué hubiera pasado con público en el Camp Nou? Pueden preguntarle a Gaspart.