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Hilari Raguer y los obispos

Montini apostó por Tarancón y la democracia, Wojtyla por Rouco Varela y la involución conservadora

Hilari Raguer i Suñer

Hilari Raguer i Suñer / periodico

Joan Tapia

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La semana pasada falleció a los 92 años Hilari Raguer, monje benedictino e historiador. Sus estudios sobre Unió Democrática de Catalunya, el grupo democristiano catalán que no se sumó a la rebelión militar contra la República y sobre su líder, Manuel Carrasco i Formiguera, fusilado por Franco, son bien conocidas. También su biografía del general Domingo Batet, que matuvo el orden republicano en 1934, cuando la sublevación de Companys, pero que luego fue fusilado en Burgos en 1937.

En la obra de Raguer hay un gran interés por la evolución de la Iglesia catalana y por aquellos que, sin ser del núcleo duro de la Segunda República, rechazaron el golpe militar del 36. Raguer, que formó parte del grupo universitario Torres i Bages de oposición al franquismo del que formaron parte Jordi Pujol y Joan Reventos, luego líder del PSC, no escondía sus convicciones catalanistas, pero no buscaba el fácil confort ideológico -o partidista- sino el análisis riguroso.

Lo traté poco, pero recuerdo la gran impresión de las tres horas de conversación en el monasterio de Montserrat en febrero del 2008 -tenía ya una avanzada edad y estaba delicado- poco antes de las elecciones de marzo del 2008 en las que el PP quería -y no logró- derrotar a Zapatero.

Buscaba que un historiador católico y de solvencia analizara las actitudes de la Iglesia. Sus razonamientos me parecieron de gran agudeza. Son interesantes de recordar. Para Raguer, la alianza entre Franco y la Iglesia Católica se acaba en 1958 tras el fallecimiento del papa Pacelli (Pio XII) y con la elección de Juan XXIII. Se inicia entonces un largo distanciamiento que, con la llegada del papa Montini (Pablo VI) y el nombramiento de obispos auxiliares, que no requerían el 'placet' de Franco pero sí tenían derecho a voto en la Conferencia Episcopal, condujo a que su entonces presidente, el cardenal Enrique y Tarancón (el de “Tarancón, al paredón”) ejerciera un papel relevante en la transición a la democracia de mediados los 70.

¿Cómo se operó el cambio de una Iglesia franquista a otra favorable a la democracia? Raguer apuntaba al triángulo entre el papa Montini, Luigi Dadaglio, nuncio entonces del Vaticano en Madrid, y el cardenal Tarancón. Juntos transformaron la Iglesia española.

Pero... la elección del papa Wotjyla en 1978 rompió aquello. Y la corriente entre Wotjyla y los cardenales Angel Suquía y Rouco Varela fue llevando a una involución a actitudes mas conservadoras y más próximas al PP. Raguer, explícito, dijo: “Lo que ha enfrentado radicalmente a populares y socialistas en esta legislatura (2004-2008) ha sido la negociación con ETA y cuando los obispos dicen que la banda terrorista no puede ser interlocutora lanzan el mensaje de no votar al PSOE... hacen suya la acusación de que el PSOE rompe España y retratan al enemigo”.

Esas fueran las claras afirmaciones hace ya doce años de un sensato Raguer en plena campaña electoral del 2008. El título de la entrevista de EL PERIÓDICO (estudiado y pactado) fue: “A los obispos se les ve el plumero con ETA”.

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