análisis

Cuestión de credibilidad

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Mónica Marchante

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La RFEF a través de su Comité de Competición empieza firme el curso abriendo expediente a Joel Robles y a Manuel Pellegrini por sus declaraciones tras el partido contra el Real Madrid. “Jugar contra el árbitro, contra el VAR, con uno menos y contra penales…es difícil”, aseguró el técnico del Betis. ”Llevo muchos años en esto y siempre hay pequeñas jugadas que van para el equipo grande, esperemos que esto cambie algún día” dijo Joel Robles a Movistar+.

Pellegrini dio a entender que el VAR no era herramienta sino rival. Joel, que en caso de duda se pita a favor del grande, con VAR y sin él. No se refirieron expresamente a De Burgos Bengoechea.

En diciembre, tras el R.Sociedad-Barcelona, Sergio Busquets sí habló del árbitro: “El VAR tiene que entrar en la última jugada” dijo refiriéndose a un penalti sobre Gerard Piqué que no pitó Alberola Rojas aquella noche. Y fue más allá “yo creo que el árbitro lo ha visto y no lo ha querido pitar”. 

La acusación de Busquets de premeditación provocó que la entonces vicepresidenta de la RFEF y responsable del área de integridad de la RFEF, plantease denunciar ante Competición al jugador del Barça. La federación se negó y Ana Muñoz dejó la RFEF poco tiempo después. Pura coherencia.

En febrero fue el capitán del Real Madrid quien puso en cuestión la intención del arbitro que pitó el Levante-Real Madrid tras sacarle una amarilla en el minuto 10  “te da mucho que pensar, parece que está premeditado”. El equipo blanco cedía el liderato aquel día al Barça. La federación también lo dejó pasar.

Y la temporada de acusaciones la cerró Josep Maria Bartomeu en Villarreal, con la liga ya perdida: ”El VAR no está dando la talla. Desde que ha pasado confinamiento ha habido muchos partidos que no ha sido equitativo, siempre favorece al mismo equipo”.

Ni Busquets ni Ramos ni Bartomeu fueron expedientados. Este año se ha modificado el Código disciplinario aumentando la cuantía de las sanciones en un presunto intento de proteger a lo árbitros y cortar la escalada de rajadas contra ellos.

Si de verdad quieren proteger a los árbitros tomenselo en serio. Pellegrini no ha puesto en duda su honestidad. Su cabreo fue educado y sin faltar. Empiecen por sancionar a quienes de verdad lo hagan, y dejense de postureo con el débil. Para que nos creamos que la justicia deportiva es igual para todos, peces grandes y peces chicos.