ANÁLISIS

Luis Suárez, un gol a medias

Las formas simplemente confirmaron la chapuza del Barça, cuya consecuencia es que se ha ido a reforzar a un rival directo a cambio de nada

Luis Suárez festeja uno de sus dos goles al Granada en el Metropolitano.

Luis Suárez festeja uno de sus dos goles al Granada en el Metropolitano. / periodico

Sònia Gelmà

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Luis Suárez había marcado dos goles y había dado una asistencia en 20 minutos. La algarabía de los atléticos llegaba hasta Barcelona. No se lo explicaban. ¿Cómo lo había podido dejar escapar el Barça? ¿Qué dirían ahora del delantero? Porque por lo visto, el Barça tenía un goleador y no se había dado cuenta. No comprendían cómo no podía haber manifestaciones en las calles por la salida del uruguayo. Habrá que acostumbrarse a esas dudas, porque difícilmente Ansu Fati va a poder contrarrestar ese ruido a cada gol del uruguayo.

La decisión del Barça se entiende desde una mirada global, con perspectiva. El Suárez actual es mucho, pero también menos que el que llegó en plenitud

Pero la decisión del club se entiende desde una mirada global, con perspectiva. Porque el Suárez actual es mucho, pero es menos que el que llegó en plenitud. Porque ha seguido marcando muchos goles, pero no han sido suficientes en las últimas temporadas para hacer brillar el Barça en las noches complicadas. Porque sus tardes excelentes —como la que tuvo ante el Granada— se combinaron con otras de frustración, en las que el delantero seguía peleándose con todos los rivales, pero con menos éxito.

Su presencia condicionaba el juego tanto como la de Messi pero con peor recompensa. El equipo demandaba una regeneración, seguramente mayor de la que se ha hecho. El Barça —anclado en el 2015– necesitaba crecer, cambiar de dirección y aire fresco. Nuevas dinámicas, dentro y fuera del vestuario.

Un favor a Luis

El Barça tomó una decisión traumática, pero cree en ella y probablemente le haya hecho, involuntariamente, un favor a Suárez: el cambio de escenario da a un guerrero nuevos motivos para luchar. Porque el delantero sale de su zona de confort, tiene el reto de convencer a Simeone y enamorar a su nueva afición. Renueva su ambición y su ansia por reivindicarse va a ser gasolina para hacer un gran año.

El delantero sale de su zona de confort, tiene el reto de convencer a Simeone y enamorar a su nueva afición

La salida de Suárez es medio gol, porque el club falló el otro medio. Un error producto de la improvisación y la desesperación de una directiva superada. Pese a que Bartomeu aseguró tras la derrota en Lisboa que las decisiones ya estaban tomadas, los hechos han demostrado que no estaban ni siquiera trabajadas.

El club debería haberse sentado con él hace meses y buscar una solución que conviniera a las dos partes. Su edad y su alta ficha no hubieran permitido ingresar traspaso, pero se hubieran podido ahorrar esa parte del sueldo que aún le pagan.

Desde el momento en que, fruto de las urgencias económicas, Koeman le comunicó que no le querían en la plantilla, el jugador pasó a tener la sartén por el mango. Las formas simplemente confirmaron la chapuza. La consecuencia es que el uruguayo se ha ido a reforzar a un rival directo a cambio de nada. No solo eso, sino que la mitad de los goles que haga los pagará el Barça. Y mientras tanto, no hay sustituto.