Análisis

¿Estamos preparados para el aprendizaje híbrido?

El aprendizaje 'on line' de calidad pide más maestros y más escuela que nunca. Con más tecnología, más humanizada deberá ser nuestra educación y más expertos los docentes

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Ismael Palacín

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Con un esfuerzo admirable los docentes han conseguido que las escuelas sean un espacio de aprendizaje acogedor, a pesar de las mascarillas y las distancias. Los cambios organizativos consumen muchas energías. Es comprensible que se sientan abrumados cuando ven que a la vieja burocracia se añaden los protocolos de salud y han de prepararse para la llamada 'educación híbrida'.

El confinamiento temporal y preventivo de grupos será una señal de buena gestión sanitaria y quizá evitará repetir el cierre generalizado de escuelas. ¿Estamos preparados? El bautizo digital durante el confinamiento fue una experiencia frustrante para muchos docentes, alumnos y familias. Nuestra administración había dejado de invertir en programas de formación digital docente la última década, y espero que aprendamos la lección. Tenemos referentes de primera porque muchos maestros se habían autoformado, pero no nos podemos conformar con la desigualdad entre escuelas y alumnos del curso pasado.

Ahora nos tocará pedir a los docentes que improvisen para garantizar el derecho a la educación. Tenemos que reconocer que será estresante porque les exigirá horas de trabajo, planificaciones cambiantes y repensar su experiencia. Espero que esta vez la administración como mínimo asegure conexión a todos los hogares, personal, apoyo técnico y formación flexible a cada centro.

¿Cómo conseguiremos que funcione? La investigación nos dice que la educación híbrida puede llegar a ser tanto o más efectiva que la presencial solo si apostamos por el rediseño de las actividades con aprendizajes colaborativos y activos. Pide que el maestro ofrezca una tutorización continua y personalizada del alumno. Las videoconferencias en directo favorecen la implicación del alumno, pero es inútil intentar hacer una traslación de la clase presencial y deberes 'on line'. Lo más efectivo son las actividades asíncronas bien planificadas, donde la implicación del alumno puede ser más reflexiva. Hay que formar a los alumnos para que mejoren la autogestión autónoma de los tiempos, los hábitos y las estrategias de autoaprendizaje. Este modelo convierte en obsoleta la idea de terminar un temario de cada materia y nos obliga a apostar por aprendizajes competenciales y profundos.

Si queremos buenos resultados, las escuelas también tendrán que invertir en sesiones formativas que den pautas y acompañamiento a madres y padres. Y para garantizar la equidad serán necesarios programas comunitarios que ejerzan de mentores de las familias que no pueden o no saben.

El aprendizaje 'on line' de calidad pide más maestros y más escuela que nunca. Con más tecnología, más humanizada deberá ser nuestra educación y más expertos los docentes. Con más tecnología, más inversión en equidad y en personalización.

Este será un camino de aprendizajes que pide realismo y comprensión. ¿Puede ser este trasiego una oportunidad para la transformación educativa? Aunque desconfíen en el potencial de la educación digital, si releen el artículo verán que el aprendizaje híbrido nos obliga a invertir en los cambios que ya necesitábamos. La pandemia era inesperada, la digitalización no tanto.

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