Los desafíos de BCN

La Barcelona transgresora

Barcelona sufre los mismos problemas que las grandes ciudades del planeta... El gran reto es hacer una ciudad vivible para todos sus habitantes

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Emma Riverola

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<strong>Los bloques de hormigón improvisados en las calzadas</strong> para robar espacio a los coches se han convertido en el símbolo de una supuesta decadencia de Barcelona. Más allá de la fealdad -indiscutible- de una medida urgente, es obvio que la ciudad se encuentra en una encrucijada.

La Barcelona olímpica brilla en la nostalgia. Fueron muchos sus logros. Desde ganar seis kilómetros de playa hasta mejorar los barrios periféricos. También hay sombras, por supuesto. La piqueta se impuso a la preservación de espacios relevantes y el cuidado del medio ambiente no estuvo en la lista de las prioridades. Barcelona brilló, pero su luz no brotó de la nada ni supo resplandecer para todos.

Fue en la Barcelona gris y sucia del final del franquismo y en el estallido de libertad de los últimos años 70 y los 80 donde se gestó el foco creativo, transgresor y transformador de la ciudad. El flamante Teatre Lliure, la impactante Fura dels Baus o el genial Ocaña son solo tres ejemplos de una Barcelona gamberra, libre y provocativa que fue la verdadera alma innovadora. La ciudad olímpica se alimentó de ella, la ordenó, materializó y embelleció. Y llegó la especulación. 

Hace décadas que Barcelona expulsa a sus hijos. Hace demasiado que se convirtió en escenario y desterró al foso de la invisibilidad a todos aquellos que no podían acceder al decorado. No es lo mismo ver la ciudad desde el Turó Park que desde las callejuelas del Raval. No es lo mismo ser uno de los que han disfrutado -y se han enriquecido- de aquella Barcelona del diseño que ser un excluido de las bambalinas. La pobreza de hoy es fruto de una desigualdad largamente aprovisionada.

Barcelona sufre los mismos problemas que las grandes ciudades del planeta. La especulación inmobiliaria, la gentrificación y una fuerte presión migratoria son los desafíos del momento. El gran reto es hacer una ciudad vivible para todos sus habitantes. Más allá del eco de la nostalgia y las voces del orden, está el rumor de la transgresión. Existe y quizá contiene el germen del futuro.

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