ANÁLISIS

Tan herido como peligroso

Luis Suárez, junto a Bartomeu, en el acto de despedida del club

Luis Suárez, junto a Bartomeu, en el acto de despedida del club / periodico

Mónica Marchante

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Al ver la despedida entre lágrimas de Luis Suárez del F.C.Barcelona acompañado de Josep María Bartomeu se me vino a la cabeza este breve diálogo:

-Eres una persona herida, eso te hace vulnerable.

-Te equivocas, me hace peligrosa. Yo ya sé que puedo sobrevivir.

Y así de peligroso se mostró Luis en algunos momentos de la rueda de prensa, en los que pareció morderse la lengua para no morderle la oreja al presidente "se han filtrado cosas que a uno le indignan", soltó. En la sala, presenciando la despedida, su íntimo y ahora huérfano Messi junto con Busquets, Piqué, Sergi Roberto y Jordi Alba.

Hubo otro momento más delicado, cuando le preguntaron si tenía algo que reprocharse y él repreguntó "¿Yo? O a…” mirando hacia Bartomeu. O la alusión hacia la negativa del club a Messi cuando explicó que “hay que aceptar cuando el entrenador no cuenta contigo igual que si es el jugador quien quiere irse”. Ahí fue tan directo como cuando remata a puerta.

Pendiente de la rodilla

Si la rodilla derecha del delantero uruguayo lo permite, Suárez sobrevivirá y mucho más a orillas del Metropolitano en la tribu del Cholo. No hay mejor dedo para el anillo libre de quien ha sido uno de los mejores delanteros de la historia del Barça. Por entrega, carácter y características, no hay un “9” que encaje mejor que Luis en el Atleti.

Eso sí, el “condicionado” fichaje, como especificó la web del Atlético de Madrid, deberá pasar el aval médico de que esa rodilla está en condiciones de ponerse a las órdenes del profe Ortega. Es la gran incógnita y no los 33 años del delantero uruguayo, que asegura muchas de las cosas que para Simeone son innegociables.

En general, ningún futbolista acepta el paso del tiempo y a todos en mayor o menor medida les cuesta cambiar de rol o cerrar etapas, mucho más si es tan gloriosa como la de Luis Suárez en el Barça. Y aún más si has sido compañero inseparable, en el campo y fuera de él, de un tal Leo Messi. Será curioso ver a un superviviente herido pisar el área rojiblanca que tan necesitada está de goles. Y más si tiene sed de venganza. El mate está servido.