PRESOS DEL 1-O

¿Por qué el indulto?

Fotografía de los políticos presos en la cárcel de Lledoners

Fotografía de los políticos presos en la cárcel de Lledoners / ÒMNIUM CULTURAL

Astrid Barrio

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Desde hace unos años la política catalana vive instalada en la anomalía. Es anómalo que los gobernantes desobedezcan las leyes que no les gustan. Es anómalo hacer un referéndum de independencia ilegal. Es anómalo alentar a la ciudadanía a desobedecer y exponerla en la contundencia de acciones policiales amparadas en el imperativo judicial. Es anómalo declarar la independencia a partir de un referéndum sin garantías y suspenderla de inmediato. Es anómalo encarcelar y juzgar a políticos y activistas por rebelión y condenarlos por un extemporáneo delito de sedición. Es anómala la fuga de dirigentes políticos de la justicia española y que le llamen exilio. Es anómalo que el presidente pueda ser inhabilitado por desobediencia por haberse negado a descolgar una pancarta del balcón del Palau de la Generalitat. Y sobre todo es anómalo que, a pesar del desorden provocado por el 'procés',  sigamos atrapados en su lógica en un momento en qué todos los esfuerzos deberían estar centrados en contener la pandemia y paliar sus efectos económicos y sociales.

Urge, por lo tanto, dar pasos que permitan poner fin a tanta anomalía, empezando para hacer salir los políticos y activistas de la prisión, una situación considerada injusta por muchos ciudadanos y que contribuye a mantener un clima político empapado de una emotividad que dificulta la resolución del conflicto por el camino de la razón. Para hacerlo hay varias vías. La amnistía, la opción deseada por el independentismo, supondría eliminar el ilícito y hacer ver que no ha pasado nada o que lo que ha pasado no es delito. La Constitución prohíbe los indultos generales pero la posibilidad queda abierta para casos de excepción. La reforma de los delitos de sedición y rebelión propuesta por el Gobierno de España podría comportar la salida de prisión de los condenados si las penas se redujeran. Pero esta vía, como la anterior,  es susceptible de ser recurrida al Tribunal Constitucional y deja al margen las condenas por malversación. Y en último término está el indulto, una medida de gracia constitucionalmente reconocida que permitiría en el Gobierno extinguir la responsabilidad criminal de los condenados y perdonarles las penas o reducirlas.  

La Lliga Democràtica considera que esta es la vía que presenta más ventajas y por eso solicita el indulto a los condenados por el 'procés'. A diferencia de la amnistía el indulto reconocería el ilícito, es decir, que algo pasó, de forma que se tendría en cuenta el agravio ocasionado en la población no independentista. Pudiendo ser total o parcial, es modulable y permitiría evitar la prisión pero no la inhabilitación, evitando la sensación de impunidad. Y solo se aplicaría a las personas que han sido juzgadas y no a los huidos que todavía tienen que rendir cuentas con la justicia. El indulto no sería ninguna muestra de debilidad ni una concesión. Al contrario. Demostraría la fortaleza y la madurez de un Estado que es capaz de actuar por el bien común. Porque al fin y al cabo mantener a los políticos en la prisión después de tres años no hace ningún bien a la sociedad sino que perpetúa la anomalía, exacerba los ánimos y nutre el discurso de la represión dificultando la necesaria reconciliación y el retorno a normalidad.

Astrid Barrio es presidenta de la Lliga Democràtica.