La movilidad en BCN

El miedo a no encontrar bici

Mejorar y adaptar el Bicing a las nuevas necesidades tiene que ser una prioridad por el auge del sistema por la pandemia

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Eva Arderius

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Ya me he estrenado. Voy en bici. Sé que no es nada excepcional, se hace 200.000 veces cada día en Barcelona pero para mí lo es. Nunca antes había pedaleado en la ciudad. Me daba miedo. Lo conté en uno de mis últimos artículos, la pandemia me ha hecho replantear la manera de moverme. Lo reconozco, soy del 43% de usuarios que no ha vuelto al transporte público. Sé que mi desconfianza es infundada, que es más una sensación que una realidad, pero he decidido probar la bicicleta y me ha gustado, diría más, me ha enganchado. Ha sido fácil hacer mis rutas habituales por los carriles bici, me ha encantado ver la diversidad de mis nuevos compañeros ciclistas y ya he regañado a una primera furgoneta por aparcar delante de mis narices y obligarme a frenar. Hasta aquí todo bien, el problema es que no tengo bici, me he estrenado con el Bicing, el sistema de bicicletas públicas de Barcelona, y ya se sabe que cuando llegas a un sitio nuevo tienes más capacidad de sorprenderte. Y me he sorprendido, pero no siempre para bien.

El éxito que revive el Bicing -ya pasó cuando nació en el 2007- hace que el sistema no sea fiable. He pasado de tener miedo a la bicicleta, a tener miedo de no encontrar una. Es demasiado habitual que las paradas estén vacías, con bicicletas no disponibles o estropeadas (cada una hace entre seis y siete viajes cada día y en el caso de las eléctricas llega a los ocho).También hay muchas con las ruedas pinchadas y es imposible encontrar una eléctrica en la parte baja de la ciudad más tarde de las nueve de la noche. Da la sensación de que el Bicing ha aumentado en usuarios y en paradas pero no en mantenimiento. Todo esto hace que sea muy difícil convertirlo en el transporte habitual, no sabes nunca si encontrarás bicicleta o si la podrás aparcar, no puedes ir con el tiempo justo. Es como si esperases el tren y no supieras si pasará. Ahora mismo no puedes confiar en él.

Enganchar a nuevos ciclistas

Soy una de los 20.000 abonados que nos hemos sumado al Bicing entre mayo y septiembre. Ahora ya hay más de 126.000 (en julio había 110.000). El Bicing no para de crecer. Somos muchos, se nota y esto pide acelerar todavía más la ampliación ya iniciada, independientemente de la nueva oferta privada de motos y bicis que van apareciendo en nuestras calles. Mejorar y adaptar el Bicing a las nuevas necesidades tiene que ser una prioridad.

La pandemia nos ha dado una buena oportunidad para enganchar a nuevos ciclistas y hay que aprovecharla, el Bicing tendría que esperar a los nuevos con los brazos abiertos y no permitir que lo aborrezcan. Ahora no es fácil para las administraciones tomar decisiones e invertir pero se necesitan reacciones rápidas, hay que anticiparse. Si se quiere apostar por la bicicleta ahora es el momento, aunque no guste a todo el mundo. Antes de la pandemia solo el 2,3% de los desplazamientos de la ciudad se hacían en bici, un porcentaje todavía anecdótico, y hay que recordar que la movilidad en coche ya es prácticamente la misma que antes del confinamiento, así que por mucho urbanismo táctico que se haga, la tentación del vehículo privado es demasiado grande. Hay que cuidar y mimar a los que prescinden de él, porque ir en bici, aparte de práctico y económico, tiene una función social, parece obvio pero no está de más recordarlo.

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