Dos miradas

Elegir a quién odiar

Como uno más de sus efectos, el virus se ha convertido en el mejor detector de populistas

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Emma Riverola

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Nuria Navarro entrevista a Joan Pons, enfermero y voluntario de la vacuna de Oxford. ¿Cómo lleva su condición de cobaya humana ante el covid-19? Pons declara: “Mi odio al virus y mi amor a la vida pudieron más que cualquier cosa que me pudiera pasar”. Y esa respuesta se eleva por encima de su generosidad individual hasta convertirse en un filtro para analizar casi todo, también la clase política. 

Como uno más de sus efectos, el virus se ha convertido en el mejor detector de populistas. Ante el desafío sanitario, algunos responsables políticos se han focalizado en proteger a la ciudadanía (con mejor o peor acierto) y otros se han dedicado a señalar culpables para tratar de reafirmarse. Así, en medio del desastre, hemos asistido a manifestaciones xenófobas, clasistas o de insoportable supremacismo por parte de algunos líderes políticos. En vez de al virus, han preferido agitar el odio hacia ‘los otros’. Una fórmula que se ha repetido dentro y fuera de nuestras fronteras. El virus avanza por todo el planeta, el odio solo nos hace más impotentes. Únicamente desde la fraternidad y la alianza puede combatirse.