Mandatos divinos

Ego te absolvo, Jorge

Todo lo que había aprendido persiguiendo a sus enemigos, lo aplicó por fin en la depuración de los suyos: la policía patriótica empezó a perseguirse a sí misma

Jorge Fernández Díaz, en su etapa como ministro del Interior, en el Congreso en octubre del 2016

Jorge Fernández Díaz, en su etapa como ministro del Interior, en el Congreso en octubre del 2016 / periodico

Ernest Folch

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El Estado será todo lo laico que ustedes quieran, pero si el entonces ministro Jorge Fernández Díaz logró la proeza de crear una policía patriótica a plena luz del día y en una supuesta democracia homologada fue únicamente porque se sabía un elegido de Dios. Simpatizante del Opus Dei y miembro de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge, Fernández Díaz tuvo un ataque de creatividad cuando siendo ministro decidió condecorar a la Santísima Virgen de los Dolores de Archidona, confirmando la línea directa que unía su ministerio con el más allá.

Lo que confirmó su devoción innegociable fue la célebre confesión de que tiene un ángel de la guarda llamado Marcelo que lo guía allá donde va, o sea que es de suponer que también acompañaba al ministro cuando iba al Valle de los Caídos a rezar a la tumba de Franco. Como es fácilmente deducible que le diera el beneplácito, en nombre de Dios y de España, a su genial idea de crear un cuerpo policial para enviar a sus adversarios (preferiblemente independentistas y comunistas) al infierno. Después de filtrar documentos falsos contra Xavier Trias, de espiar a Podemos y Pablo Iglesias y de su contribución al refranero español con su célebre “esto la fiscalía te lo afina”, hemos descubierto ahora que su doctorado ‘cum laude’ lo logró con la delicada e innovadora ‘operación Kitchen’.

Todo lo que había aprendido persiguiendo a sus enemigos, lo aplicó por fin en la depuración de los suyos: la policía patriótica empezó a perseguirse a sí misma, en un delicioso enredo que lo único que pretendía era enterrar de una vez aquel 'M. Rajoy' de los papeles de Bárcenas, algo así como el Antiguo Testamento de la Corrupción del PP. Hace poco supimos lo que puede ser la clave definitiva de toda esta historia: el papa emérito Benedicto XVI le dijo a Fernández Díaz, justo cuando se cocinaba la 'operación Kitchen', que el diablo quería destruir España. Es decir, JFD no hizo nada más que obedecer un mandato divino. Si un día la cosa se pone muy fea, bastará un visita de Jorge al confesionario. Lo que escuchará en la penumbra del Valle ya lo sabemos: 'Ego te absolvo'.

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