TABLERO CATALÁN

La rectificación sin ambages de ERC

"Hay cosas peores que equivocarse. Persistir en el error es siempre una de ellas. Y hay quien, inexplicablemente, ahí sigue todavía."

Oriol Junqueras y Marta Rovira, con el 'expresident' Carles Puigdemont (de espaldas), en el Parlament, en junio del 2016.

Oriol Junqueras y Marta Rovira, con el 'expresident' Carles Puigdemont (de espaldas), en el Parlament, en junio del 2016. / periodico

Josep Martí Blanch

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La semana viene cargadita en Catalunya, así que harán bien en limpiar los filtros de la cafetera para recuperar cuanto antes la normalidad -hasta donde puedan (y quieran)- que el verano siempre deja en suspenso. 

Primer plato: Inicio de curso escolar aderezado con el inevitable griterío histérico de algunos actores empeñados en convertir en un lodazal la mejor noticia de los últimos seis meses.  De segundo: debate sobre desorientación política del Govern en el Parlament -lo que en otros tiempos significaba el inicio del curso político-. Postre: vista del recurso de Quim Torra en el Tribunal Supremo como paso previo a su aún hipotética, pero más que previsible, inhabilitación definitiva.

A pesar de todos estos vistosos elementos de actualidad, lo más relevante y sustancioso de la política catalana, en tanto que fija como puede ser el futuro postelectoral una vez pasemos por las urnas, hay que ir a buscarlo estos días a los libros y, en particular, al que acaban de publicar Oriol Junqueras y Marta Rovira, titulado 'Tornarem a vencer (I com ho farem)', publicado por ARA Llibres.

Compromiso político

Porque si lo que escriben los dos líderes republicanos se corresponde a un ejercicio de reflexión sincero (la duda sobre la honestidad de este es razonable, teniendo en cuenta comportamientos y discursos de ambos en el pasado todavía reciente) estamos ante una definitiva inflexión estratégica de una parte muy importante del soberanismo. Que el libro se publique a las puertas de unas elecciones, a modo de compromiso político, le aporta una mayor trascendencia.

Junqueras y Rovira reconocen explícitamente que todo lo que sucedió después del 3 de octubre de 2017 fue un error. Como lo que pasó -declaración de la 'fake' independencia- no hubiese sido posible sin las leyes de desconexión aprobadas en septiembre- es de suponer que también consideran aquello una equivocación, aunque no lo escriban. 

Pero más allá de la vista al pasado, lo más relevante está en la aceptación sin excusas del principio de realidad del que se despojó todo el soberanismo a partir de mediados del 2015 con una unidad forzada sobre la base de hojas de ruta impracticables que acabaron conduciendo a un culdesac del que ya nadie pudo -ni quiso- salir y que desembocó en los hechos de octubre del 2017.

Resumiendo, Junqueras-Rovira asumen que no puede actuarse sin tener en cuenta la complejidad y variedad ideológica del país y que un proyecto independentista no puede construirse de espaldas e imponerse por las bravas a los que no han abrazado este proyecto. También asumen abiertamente que el soberanismo debe ganar por más del 50% de los sufragios, no en unas únicas elecciones sino de manera reiterada en múltiples ocasiones para disponer de una legitimidad absoluta de la que aún adolece para tomar según qué caminos. 

Desdeñan los escenarios de “cuanto peor mejor” en relación con la política española y consideran que han de ser sustituidos por los del “cuanto mejor-mejor” y que desde las instituciones catalanas, más que practicar de manera obsesiva el simbolismo y continuar desacreditándolas, lo que toca hacer es gobernar bien y para todos, no solo para los independentistas. 

Junqueras-Rovira alejan a ERC del soberanismo que sigue confiando en una independencia situada en un horizonte próximo y la reubican en un plano temporal que la convierte, de hecho, en un desiderátum. Además, consideran que hay que volver a la pantalla en la que el proyecto despierta menos recelos y suma más complicidades: el referéndum acordado, pero esta vez sin imposición de plazos ni ultimátums. 

El volumen que publican también es claro en cuanto la política de alianzas en el futuro. No habrá tripartito de izquierdas, escriben, porque el PSC es el adversario político al que hay que tumbar en sus feudos para que el soberanismo pueda seguir avanzando.

Enmienda a la totalidad

El libro es una enmienda a la totalidad de la estrategia política del proyecto de Puigdemont-Sánchez basado en la confrontación, el cuanto peor mejor respecto al Gobierno español y, sobre todo, la convicción de que hay que seguir considerando octubre de 2017 como un acierto que ha dado frutos. La mirada sobre 2017 es la clave de todo este asunto, puesto que considerándolo un error se apuesta por corregirlo (Junqueras-Rovira) y viéndolo como un acierto se persevera con recetas similares (Puigdemont-Sánchez).

El mayor 'pero' al libro de los republicanos está en olvidarse de que a liderar un gobierno, o a coliderarlo, se va ya aprendido y que los errores se pagan entregando el liderazgo a quienes aún no lo han ostentado y, por tanto, no son responsables directos del estropicio. Cuesta imaginar que, ya entonces, no supieran lo que ahora escriben o que, sabiéndolo, el comportamiento de ambos, y en particular el de Marta Rovira, como ariete más frenético y vehemente, empujaran a Carles Puigdemont a hacer lo que finalmente hizo y quería hacer. Aunque a decir verdad, hay cosas peores que equivocarse. Persistir en el error es siempre una de ellas. Y hay quien, inexplicablemente, ahí sigue todavía.

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