Opinión | Editorial

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Una Diada de baja intensidad

Mientras el independentismo se tensa en modo preelectoral, el único propósito común posible es la reconstrucción del país

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El Onze de Setembre del año de la epidemia se desarrolló como no podía ser de otra forma. Con unas calles semivacías, en actos descentralizados y con un aforo estrictamente limitado. Probablemente con los catalanes más pendientes de las pruebas que les esperan en tiempos de pandemia: el regreso presencial al puesto de trabajo, el temor a perderlo, la inquietud por haberlo perdido, una vuelta al cole que tiene a las familias en vilo por saber hasta qué punto serán compatibles, y hasta cuándo, la recuperación de una mínima normalidad académica y la seguridad sanitaria en los centros educativos. 

Si en los últimos años ya ha sido aventurado interpretar las cifras de participación en la Diada como termómetro del nivel de movilización del movimiento independentista, aún lo es más hacerlo a partir de la asistencia a unos actos desarrollados en unas circunstancias tan excepcionales y en los que sus organizadores, urgidos por las autoridades sanitarias a hacer un ejercicio de responsabilidad, han velado por evitar las aglomeraciones. Y, salvo casos marginales, los incidentes.      

Pero al margen de la participación, el contenido de esta Diada para los partidos independentistas tiene otro aspecto analizable. La mayor parte de las anteriores ‘diades’ desde que se puso en marcha el  ‘procés’ tuvieron objetivos políticos inmediatos. Fomentar la participación en las consultas del 9-N (2014 ) y del 1-O (2017), convertirse en el gran acto de precampaña de las elecciones de septiembre del 2015 a las que el grueso de las fuerzas indendentistas acudieron compartiendo lista, mantener el estandarte en alto tras el desastre del octubre anterior (2018), reagrupar fuerzas para reaccionar a la entonces inminente sentencia (2019)... Este año el carácter preelectoral de la Diada ha quedado en sordina: los mensajes en el seno del independentismo, incluso en lo que se refiere a cómo encarar la esperada inhabilitación del ‘president’ Torra, son demasiado partidistas, discordantes y enconados para ser la base de ninguna movilización unitaria. Porque si hay alguna posibilidad, aquí y ahora, de encontrar un propósito verdaderamente común este no puede ser otro que el de hacer posible la reconstrucción del país en un momento tan oscuro.