La Agenda 2063 de la Unión Africana

El mayor mercado del mundo

La Zona de Libre Comercio Continental Africana aspira a formar un mercado de 54 países, 1.200 millones de personas, un PIB conjunto de 3 billones de dólares

trabajadora de la onu habla con afectados por el conflicto el republica centroafricana

trabajadora de la onu habla con afectados por el conflicto el republica centroafricana / periodico

Cristina Manzano

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Un mercado de 54 países, 1.200 millones de personas, un PIB conjunto de 3 billones de dólares. La mayor zona de libre comercio del mundo. Es lo que aspira a formar la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCTA, por sus siglas en inglés), el proyecto estrella de la Agenda 2063 de la Unión Africana que busca transformar radicalmente el continente para esa fecha.

Estaba prevista la puesta en marcha del AfCTA el pasado 1 de julio, pero el coronavirus la ha pospuesto para enero de 2021. Unos pocos meses en un esquema de tal envergadura no parece demasiado tiempo. Mientras, el 17 de agosto, se inauguró oficialmente la sede de su secretariado general en Accra, Ghana. Un paso necesario, y con alto valor simbólico, para una iniciativa que ha levantado tanta expectación como escepticismo.

El empoderamiento económico de las mujeres

La expectación nace de las cifras de todo tipo que el libre comercio puede movilizar en la región; de las posibilidades de crecimiento que ofrece, en todos los sentidos. Según recogía la Comisión Económica para África de Naciones Unidas, UNECA, el continente podría beneficiarse de un aumento del comercio interno de un 52,3% en 10 años. A lo que se añadiría la creación de puestos de trabajo, muy especialmente en sectores intensivos en mano de obra femenina, lo que a su vez contribuiría a otro de los grandes objetivos del proyecto, el empoderamiento económico de las mujeres.

Pero además de las mercancías, el acuerdo pretende la liberalización del sector servicios, así como simplificar los regímenes de inversiones y de propiedad intelectual, y crear una política de competencia, con lo que esto implicaría para el desarrollo económico en su conjunto. El margen de maniobra es desde luego amplio, considerando que actualmente el comercio intra africano representa en término medio un 15% del total de los intercambios del continente. El objetivo final: llegar a crear una unión aduanera.

La expectación nace también de la propia apuesta por el libre comercio en un momento en el que parece amenazado, o al menos cuestionado, a nivel global, empezando por la precaria situación de su principal impulsor, la Organización Mundial de Comercio.

El escepticismo, por su parte, surge de los ingentes desafíos que debe afrontar el proceso. El más visible, el más comentado siempre, la falta de infraestructuras. Como ejemplo muy gráfico, Borja Monreal, periodista, escritor y consultor en cooperación internacional especializado en África, contaba en un artículo en esglobal la imposibilidad física de cruzar por una carretera transitable entre Angola y Zambia, pese a que ambos países –que comparten una frontera de 1.100 kilómetros- han firmado un acuerdo bilateral de comercio para explotar las complementariedades de sus economías.

Eliminar el 90% de los aranceles

Otro desafío es el alcance real que pueda tener la liberalización: aunque existe el compromiso de eliminar el 90% de los aranceles, los países se reservan un 10% de los productos que consideran realmente estratégicos o especialmente sensibles para sus economías. A ello se suma que muchas veces la complementariedad que busca el comercio no se encuentra, en el caso africano, en el país vecino, sino fuera de la región, además de los lazos en este sentido que cada Estado ha establecido con su antigua potencia colonial.

Reconociendo los desafíos, no deja de haber también un cierto tono paternalista en los análisis occidentales a la hora de valorar el futuro de la iniciativa.

“África sigue atrapada en un modelo económico colonial, por lo que necesitamos ser muy firmes en la implementación del AfCTA como una de las herramientas para llevar a cabo de manera eficaz una profunda transformación estructural de la economía africana”, declaró Wamkele Mene, su recién nombrado secretario general.

La realidad es que desde su presentación oficial en marzo de 2018, el acuerdo ha sido firmado por 54 de los 55 países de la Unión Africana (incluido Nigeria, una de las mayores economías, que planteó algunas dudas iniciales; solo Eritrea no lo ha hecho). En mayo de 2019, 24 países lo habían ratificado, después de pasar sus respectivos trámites nacionales –era necesario un mínimo de 22 para que pudiera ponerse en marcha-. Una cifra que a día de hoy asciende a 30 países. El resto está en vías de completar los trámites y se espera que lo hagan en los próximos meses.

La voluntad política está ahí. También la conciencia de que el AfCTA podría ser uno de los mayores aliados para ayudar a paliar los efectos del covid-19 en el continente. Y la apuesta por el libre comercio y el multilateralismo en los tiempos que corren es una buena noticia para todos.

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