Derrota para la financiación local

La derogación del decreto ley sobre los remanentes municipales tiene muchos perdedores. El más evidente, el Gobierno de Pedro Sánchez, que sufrió una dura derrota en el Congreso cuando la oposición en pleno rechazó una de sus apuestas económicas para la crisis. También pierden los ayuntamientos, al verse privados de usar sus remanentes de tesorería, que tan buena falta hacen ahora. Resulta paradójico que el PP se erija en defensor del municipalismo, acusando al Ejecutivo de querer «confiscar» el dinero de los entes locales, cuando es una ley impulsada por el Gobierno de Rajoy la que impide a los municipios hacer uso de sus remanentes. El decreto tumbado pretendía salvar este obstáculo, con una fórmula un tanto enrevesada: que los ayuntamientos cedieran sus remanentes al Estado para usarlos luego como préstamo, y recibir además un fondo de  5.000 millones.

Podemos votó junto al PSOE, tras un cambio in extremis del texto, pero el rechazo del resto de partidos denota una falta de diálogo que el país no puede permitirse. Aunque la ministra Montero dijo que no habrá segunda oportunidad, el problema de la financiación local merece cuantas oportunidades hagan falta para resolverlo.