Complemento de moda

Dime qué mascarilla llevas...

Nunca ha habido prenda más visible. Lo único que podría equipararse a su efectividad sería llevar la consigna escrita directamente en la cara

Naomi Osaka, con máscara en homenaje a George Floyd.

Naomi Osaka, con máscara en homenaje a George Floyd. / periodico

Care Santos

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La nueva temporada otoño-invierno nos trae una novedad. La posibilidad de incorporar la mascarilla a nuestra indumentaria, conjuntarla, contrastarla o convertirla en un elemento que resalte y reafirme nuestra personalidad o nuestra causa. Nunca ha habido prenda más visible. Lo único que podría equipararse a su efectividad sería llevar la consigna escrita directamente en la cara.

Podemos analizar a nuestros semejantes solo de ver qué mascarilla lucen. Las higiénicas, neutras, insípidas, azules, son para los que no quieren líos, los conformistas, los que prefieren ahorrarse dolores de cabeza o quienes esperan contentar a todo el mundo: uniforme de muchos políticos -excepto si están en campaña electoral- o de los miembros de la monarquía que al llevarla parecen querer convencermos de que somos iguales. El toque oscuro y liso que tanto abunda parece cosa de gente joven o de quien quisiera seguir siéndolo. Luego está la mascarilla ideológica. Hay quien lleva, literalmente, España en la boca, pero llevar la bandera a la derecha o a la izquierda marca una diferencia. Aunque llama la atención que no proliferen en las comparecencias públicas las mascarillas estelada o las de color amarillo, por ejemplo.

Parece claro que la máscara es un buen lugar para presumir de apegos y afectos auténticos. Los colores de un club deportivo, por ejemplo. Las luchas por alguna causa social -ya sea el feminismo o el 'Black Lives Matter'- o los propios gustos. No es raro: nunca una prenda indumentaria nos había permitido hacerlos tan visibles. Ni las gorras ni las camisetas pueden competir en eso con las enfáticas mascarillas.

Hay, por último, un simpático inconformismo en las mascarillas provocadoras, o graciosas, trampantojos de las facciones: lenguas, labios, la sonrisa del Joker, la lengua de Jagger... siempre pienso que tras ellas se oculta un inconformista, un rompedor o, simplemente, un optimista. Las tres cosas me encantan. No sé qué pensará él de mí y, por ende, de mi mascarilla.