El papel de Torra

El ariete del 'No surrender'

Seguro que soñó con un papel más heroico, pero el 'president' ha sido reducido a ariete electoral, al que lanzan sin contemplación

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante una reunión telemática para tratar el inicio del curso escolar, este lunes 8 de septiembre

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante una reunión telemática para tratar el inicio del curso escolar, este lunes 8 de septiembre / periodico

Sergi Sol

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Quim Torra va a dejar huella. Su mandato no va a tener comparación posible. Primero, porque es el primer 'president' de la Generalitat que ejerce como persona interpuesta, por control remoto.  Y, en segundo lugar, porque jamás hubo tanta distancia entre lo que un 'president' ha dicho y lo que ha hecho.

 A principios de agosto estaba determinado a convocar elecciones. Era la enésima ocasión. Incluso pidió una entrevista para formalizar el anuncio. El entorno de Puigdemont se enteró y lo detuvo ipso facto. Volvió a Palau con el rabo entre las piernas.

Ya ocurrió con el 'conseller' Buch, con anterioridad. Torra se soliviantó, con razón, cuando vio algunas de las cargas de los Mossos en las manifestaciones de protesta por el juicio a los presos del 1 de octubre. Torra lo quiso destituir. Pero Puigdemont no se lo permitió.

Estos días su equipo de comunicación ha filtrado que Torra no cesó a  Buch, en su día, porque ERC se lo impidió. En su afán por erosionar a los republicanos, los chicos de prensa de Palau dejan a Torra como un pobre diablo. No solo le torea Puigdemont sino que, para más inri, el vicepresidente Aragonès (se supone) le dicta qué 'consellers' siguen y cuáles no. Claro que los autores de la filtración fueron los mismos empleados que divulgaron 'fake news'. El esperpento no tiene parangón.  Ni fin. El 'conseller' Tremosa, el último, ha debutado como elefante en una cacharrería, embistiendo como un toro de lidia.

El papel asignado al bueno de Torra por Puigdemont es de ariete de la confrontación, contra los republicanos. A no ser que cuente el episodio de la pancarta. La Junta Electoral mandó quitar la pancarta y el president Torra, cabizbajo, la quitó. Seguro que Quim soñó con un papel más heroico.

Lo cierto es que el 'president' ha sido reducido a ariete electoral, al que lanzan sin contemplación, como arma arrojadiza, sin otro propósito ya que alargar una legislatura agónica para ganar tiempo. La precampaña va a ser larga, ensanchando no la base sino la brecha entre republicanos y puigdemontistas mientras, por el contrario, estos sostienen sin rechistar la presidencia del PSC en la tercera institución del país. 'No surrender', de chiste.

Suscríbete para seguir leyendo