Aniversario de la restitución

El Parlament, 40 años después

Catalunya atraviesa momentos difíciles como consecuencia de la pandemia, de ahí que resulte más necesaria que nunca la unidad y la solidaridad

El Parlament, 40 años después, por Nacho Martín Blanco, ilustración de Leonard Beard

El Parlament, 40 años después, por Nacho Martín Blanco, ilustración de Leonard Beard / periodico

Nacho Martín Blanco

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Parlament de Catalunya conmemora esta semana el 40º aniversario de su restitución tras la dictadura con la celebración de una serie de actos que habían quedado aplazados por la emergencia sanitaria. Lejos de discursos confusionistas, conviene recordar que el Parlament es la sede de la autonomía de Catalunya, una autonomía amplia, sustantiva y constitucionalmente consagrada que es inherente a nuestra democracia por cuanto reconoce institucionalmente el autogobierno de Catalunya y la diversidad de España.

De un tiempo a esta parte algunos se empeñan, lamentablemente, en reescribir la historia y despreciar la autonomía presentándola como una imposición de lo que el revisionismo populista llama despectivamente el "régimen del 78". Así, el actual inquilino de la Generalitat, <strong>Quim Torra, dice que él no está aquí "para gestionar una autonomía", </strong>cosa que por desgracia se ha puesto dramáticamente de manifiesto con su nefasta gestión de la pandemia. Menosprecian la decisiva participación de políticos catalanes como Jordi Solé Tura y Miquel Roca en el periodo de la Transición y en los primeros años de democracia. Por no hablar del ostracismo al que pretenden condenar al primer presidente de la Generalitat restituida y último en el exilio, Josep Tarradellas, por su lealtad a España.

El discurso de Tarradellas

Precisamente, Tarradellas presidió el acto inaugural del Parlament en abril de 1980, con un discurso marcadamente conciliador basado en la razón, la democracia, la convivencia, la solidaridad y el respeto a la Constitución y los derechos fundamentales, en las antípodas de las soflamas vesánicas de Torra y compañía. Elogió con entusiasmo el sentido de la responsabilidad del Rey, agradeció el coraje del entonces presidente Adolfo Suárez y deseó a todos los diputados de aquella primera legislatura acierto en el desempeño de sus funciones por el bien de Catalunya y de toda España. El discurso de Tarradellas es la quintaesencia del espíritu de la Transición: sobriedad, realismo, respeto por las instituciones democráticas y voluntad de consenso.  

No es casualidad que el nacionalismo que gobierna Catalunya sin concesiones al pluralismo haya tratado de desterrar a Tarradellas de nuestra memoria colectiva, pero quienes defendemos una Catalunya abierta, próspera, orgullosa de su propia diversidad y comprometida con el resto de España tenemos la obligación moral de reivindicar su figura y su legado político.

La conmemoración de la restitución del Parlament coincide con el tercer aniversario del mayor ataque a la autonomía catalana desde el restablecimiento de la democracia, que fueron las jornadas aciagas del <strong>6 y 7 de septiembre del 2017, </strong>cuando los partidos separatistas impusieron de manera despótica su mayoría parlamentaria para intentar liquidar la Constitución y el Estatut. En aquella ocasión el resto de los partidos nos unimos para frenar el golpe y defendimos juntos la democracia parlamentaria y el Estado de derecho.

Gracias a que el Parlament forma parte del entramado institucional de una de las democracias más avanzadas del mundo como la española, el golpe no surtió efecto, pero desde entonces el separatismo ha seguido degradándolo mediante la presentación masiva de propuestas manifiestamente inconstitucionales con el único objetivo de erosionar el prestigio de nuestra democracia. Esta deriva antiinstitucional alcanzó el paroxismo con la cruzada de Torra contra el secretario general del Parlament, Xavier Muro, por negarse a publicar en el boletín oficial de la Cámara resoluciones abiertamente contrarias a sentencias del Tribunal Constitucional. Con sus ataques a los funcionarios del Parlament, igual que con sus invectivas contra el Poder Judicial, Torra ha vuelto a exhibir su concepción autoritaria del poder. Parafraseando a Federico el Grande, como diputado de la 12ª legislatura me alegra comprobar que todavía hay jueces en Catalunya y funcionarios en el Parlament.

Catalunya, como el conjunto de España, atraviesa momentos difíciles como consecuencia de la pandemia, de ahí que resulte más necesaria que nunca la unidad y la solidaridad entre catalanes y con el resto de los españoles. No es momento de radicalismos, sino de moderación y sentido de la responsabilidad, porque, como decía Tarradellas hace 40 años en una situación también compleja, ahora hay que ser aún más exigentes con nosotros mismos y trabajar incansablemente para impulsar desde el Parlament políticas sustantivas para afrontar la crisis que nos asuela.